“Para sus congéneres puede parecerles”
En la revista National Geographic (España) del 25 de agosto de este año, con el título “Diablo de Tasmania: ni tan fiero ni tan peligroso, aunque, a veces, apestoso”, se lee en el artículo de Sergi Alcalde:
Sin embargo, si hay una característica de estos animales que nos causará un serio perjuicio es su fuerte olor Se debe a una glándula anal que utilizan esporádicamente. Para sus congéneres puede parecerles poca cosa, pero a los humanos nos recuerda a un aroma fétido parecido al de un perro mojado. De todos modos, cabría recalcar que no siempre lo desprende. Solo se valen de este recurso cuando se ven amenazados o cuando marcan el territorio.