Cortina de humo: legalización de uniones entre homosexuales

José Vargas
Para tapar los escándalos de corrupción que involucran al Gobierno aprista y a sus socios Luis Castañeda Lossio y Keiko Fujimori, un nuevo payaso sale a protagonizar la nueva cortina de humo, el congresista aprista José Vargas, quien anunció un proyecto de ley a favor de las uniones entre homosexuales.


Vargas, un oscuro parlamentario aprista desconocido en cuatro años de elegido, en los que no se le conoce ni como adorno, se presta a salir del anonimato para presentar el proyecto, según dice, para que los homosexuales que deseen inscribir sus uniones de hecho no sean discriminadas.

El proyecto busca reconocer a los homosexuales iguales derechos que los que se reconoce las uniones de hecho heterosexuales, es decir, derechos de carácter patrimoniales como el de conformar una sociedad de bienes”, aseguró el legislador aprista.

Con el pretexto de que leyes de este tipo se han promulgado en otros países, este impresentable congresista se presta a soltar  la cortina de humo, pues ni siquiera el proyecto fue oficialmente presentado y ya es proclamado a la prensa. Numerosos proyectos se presentan sin necesidad de propaganda, lo cual es otro indicio de que se trata de un psicosocial.

Por otro lado, la presión de los movimientos homosexuales para legalizar sus uniones son reclamos absurdos, no hay necesidad de innovaciones legales, pueden unirse legalmente sin denigrar la palabra matrimonio.

Los homosexuales tienen abierta la posibilidad de formar una sociedad en la cual estipulen sus deberes y derechos, y podría tratarse no sólo de dos personas, sino incluso de varias, pues las variantes de uniones fuera de la unión de hombre y mujer son muchas: dos homosexuales, más de dos homosexuales, incluso bisexuales con homosexuales que practican sexo grupal, harén, etc.

El problema sería si escogen homosexualidad con zoofilia, pues la ley no contempla en las sociedades a los animales como sujetos con derechos para decidir. En ese caso podrían realizar sus prácticas de bestialismo sin legalizarlas.

Además, inclusive tendrían la opción de desistir de su sociedad de dos o más sin denigrar la palabra divorcio. No hay necesidad de recargar la legislación ni las burocracias municipales y judiciales, que cuestan a los contribuyentes, con mayor razón, en un país como el nuestro, en el cual muchas necesidades básicas no pueden ser atendidas por escasez de recursos. Los homosexuales dicen que una unión “matrimonial” les asegura derechos de seguridad social, de herencia, de asistencia mutua, etc. Pero viene una pregunta: ¿por qué hombres y mujeres homosexuales desean “legalizar” su unión?, ¿acaso no confían el uno del otro?, ¿o su seriedad moral es tan débil que sólo con una “legalización” se sienten seguros? Entre la gente normal heterosexual, muchos conviven sin casarse, forman familia y viven sin desconfianza.

Como vemos, no se puede argumentar discriminación cuando se cuenta con las opciones legales señaladas para tales uniones, que inclusive ya se dan de hecho.

Algunos homosexuales argumentan que están predispuestos genéticamente a esa conducta; sin embargo, los estudios científicos no son concluyentes a este respecto, otros estudios científicos indican que no existe el gen homosexual, la homosexualidad es sólo una conducta, como lo es el adulterio, la zoofilia y otras desviaciones. Aun suponiendo que existiera predisposición, más bien se reporta la desaparición de conductas homosexuales con una educación y ambiente adecuados.Entonces, ¿qué sucede cuando la persona deja de ser homosexual? Para tantas variantes que pueden presentarnos nos pasaríamos distrayendo a los legisladores que tendrían que analizar incontables matices cuando asuntos urgentes para el país requieren de una legislación nueva o modificada. ¡Basta de distractivos!