Mientras la delincuencia continúa azotando a los peruanos, al presidente Pedro Castillo no le importa mucho la situación y con total negligencia ha dado la espalda a su ministro del Interior Avellino Guillén, quien desde hace dos semanas le propuso pasar al retiro al director de la Policía por los extraños cambios que quería hacer en la institución, sin recibir respuesta alguna.  Por eso Guillén renunció este viernes.

 

Avelino Guillen

 

Son dos largas semanas sin responder al ministro, quien pidió pasar al retiro al comandante general de la Policía, Javier Gallardo, es así que Guillén aprovechó su asistencia en Palacio de Gobierno por la firma del decreto supremo de declaración del estado de emergencia en Lima y Callao, para oficializar por escrito su declinación al cargo.

Guillén argumentaba que Gallardo debía salir del cargo por extraños cambios de jefes policiales que se empecinaba en realizar en direcciones clave de la Policía Nacional, con el resultado de disminución de eficacia a las intervenciones contra la delincuencia y la corrupción. Ya Castillo había pedido al ministro modificar dicha propuesta por otra que estuviera sustentada y que cuente con las firmas del alto mando de la institución.

Según La República, el 14 de enero el ministro explicó a Castillo los hechos y éste ofreció evaluar la destitución de Gallardo, pero dejó pasar el tiempo sin tocar más el tema, pese a que ello impedía que se tomen medidas urgentes en las principales unidades operativas de la Policía, como la División de Investigaciones de Delitos de Alta Complejidad (Diviac).

La actitud de Castillo es grave y sería beneficioso que deje el cargo de una vez por todas.