Una vez más la estupidez exuda a borbotones por los poros de la presidente del Congreso María del Carmen Alva, quien se refirió al país como uno de blancos e indios, como si estuviésemos en los inicios del virreinato.
Este sábado, Alva lanzó una perorata cuestionando al presidente Pedro Castillo y alabando al Congreso dijo que trabajaba para “pobres y ricos, blancos e indios”.
En el mundo moderno y civilizado las personas no son individuos que se deban catalogar por su raza, sino por su calidad de seres humanos, algo que todavía no ha aprendido Alva, que parece vivir medio milenio atrás.
Además, si nos referimos a hechos concretos, el Perú era de blancos e indios cuando comenzaba el virreinato, pero cinco siglos después prácticamente no hay blanco que no tenga un porcentaje de indígena, negro o asiático, o un indígena que no tenga un porcentaje de blanco, negro o asiático. Igualmente, casi todos los negros tienen un porcentaje de sangre de otra raza, así como los de aspecto asiático.
Es decir, Alva habló de un país que no existe, y parece que también no ha mirado en el espejo su cara de mestiza.
Si bien es cierto que hay todavía personas racistas, eso es un comportamiento que está quedando en la historia de lo primitivo y argumentos de raza, básicamente son expuestos por los caviares que buscan exagerar o mentir sobre la realidad porque reciben sueldo de las ONG para hablar sobre el racismo y dividir a los peruanos.
Felizmente falta poco para el fin del cargo de presidente del Congreso de este personaje cantinflesco que lo único que hace es aprovechar de su cargo para sus propios intereses.
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