La presidente Dina Boluarte difundió un mensaje sobre las protestas y habló de mucho pero fue incapaz de hacer un mínimo ejercicio de autocrítica sobre el craso error de su régimen al reprimir las protestas en diversas regiones del Perú, que ya deja más de medio centenar de fallecidos.

 

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Invocó a la calma y la paz en el país, y a rechazar las protestas violentas que perjudican a los peruanos que quieren vivir en orden, pero no reconoce que ella es la causa de la convulsión, pues su gobierno será legal pero se ha tornado ilegítimo por el derramamiento de sangre en clara violación del elemental derecho a la vida. La solución es muy simple: que renuncie para traer la paz.

“Llamo al diálogo, a la calma, a aquellos líderes políticos que están llamando a estas marchas de protesta; tengan una mirada de país más sincera, más objetiva, más hermanada, y conversemos y dialoguemos para traer la calma, la paz, la unidad y el desarrollo de la Patria”, dijo totalmente desubicada de la realidad.

Su gobierno ya es uno fallido, no supo respetar las leyes que la Constitución manda al reprimir de forma sangrienta las protestas, pues aunque en algunos casos se desborde en vandalismo, todo país civilizado controla la situación con trabajo de inteligencia que se adelante a los hechos, dispersando o deteniendo de ser el caso, no disparando a matar como hizo con las víctimas.

Su régimen no tiene servicio de inteligencia, parece uno de brutalidad. Por ejemplo, desde un principio se conoció que los aeropuertos eran puntos apetecidos por infiltrados o desadaptados, pero no fueron capaces de desarrollar una estrategia adecuada y recurrieron a lo más fácil, las balas, en lugar de dispersar y detener.

No sólo eso, los métodos fujimontesinistas son muy preciados para este gobierno: quitar los zapatos a los caminantes, retenerlos con el pretexto de controles a los vehiculos y personas, demorando más de un día su viaje para que no lleguen a Lima, con policías amenazando para que no protesten y no filmen, todo un asco.

No sería de extrañar que el incendio de una casona en el cercado de Lima haya sido imitación del incendio del Banco de la Nación durante la Marcha de los 4 Suyos contra la dictadura fujimorista. Al igual que el régimen fujimorista, Boluarte a premiado a uno de los principales causantes de las matanzas, Alberto Otárola, pasándolo de ministro de Defensa a Jefe de gabinete de ministros. Es peor que durante el fujimontesinismo, donde ascendieron a los asesinos del Grupo Colina porque sus promotores fueron jefes mediatos, en cambio Boluarte en persona premió a Otárola con mejor cargo.

“Ustedes quieren quebrar el Estado de derecho, ustedes quieren generar caos y desorden, y dentro de ese caos y desorden tomar el poder de la Nación; están equivocados. Desde el Gobierno le decimos al pueblo que la situación está controlada y estará controlada”, dijo, pese al deficiente trabajo de su gabinete.

“Los actos de violencia generados a lo largo de estos días, de diciembre y ahora en enero, no quedarán impunes. El Gobierno actuará, dentro del marco de la Constitución y las leyes que lo amparan, de manera estricta y firme”, dijo, pero nada dijo de firmeza para castigar a los asesinos de manifestantes.

También apuntó que hay dinero sospechoso que financia las marchas, cuando en todas partes se ve a gente donando víveres y dinero a los manifestantes de provincias.

Desparpajo con la prensa

Tuvo el descaro de lamentar la agresión a periodistas de la gran prensa, pero nada dijo de los policías que amenazaron y abalearon a un periodista de EFE para que no cubra la información.

Viendo el comportamiento tan servil de la gran prensa, debe investigarse a fondo si  hay dinero negro que esté llegando a sus arcas, pues es tan grotesca la información de estos medios que todo parece indicar que corrieron millones.

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