Un estudio encuentra concentraciones corporales elevadas de mercurio, arsénico y cadmio en las comunidades expuestas a contaminantes del petróleo
Las comunidades indígenas de la Amazonía peruana que viven cerca de explotaciones petroleras presentan niveles corporales elevados de mercurio, arsénico y cadmio. Es la conclusión de un estudio publicado en Environmental Health Perspectives y liderado por Cristina O'Callaghan Gordo, investigadora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación "la Caixa”, además de profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y codirectora del máster interuniversitario en salud planetaria (UOC, ISGlobal y Universitat Pompeu Fabra).
El trabajo ha detectado concentraciones altas de estos tres metales en la orina de la población indígena de cuatro cuencas hidrográficas del norte de la Amazonía peruana, donde en la década de 1970 se inició la extracción de petróleo. Actualmente esta es una de las zonas más contaminadas del país. Una investigación anterior liderada por ISGlobal ya informó de niveles altos de plomo en sangre entre la población de la zona. Ahora se publican los datos referentes al mercurio, arsénico y cadmio, tres metales tóxicos para el ser humano.
El arsénico y el cadmio son carcinógenos. La exposición al arsénico puede causar cáncer de pulmón, vejiga, piel, hígado y riñón. Y la exposición al cadmio, cáncer de pulmón, próstata y riñón. Además, el arsénico puede tener otras consecuencias graves para la salud, como lesiones cutáneas, daños hepáticos y renales, una disminución de glóbulos rojos y blancos, y retrasos en el desarrollo infantil. El cadmio, por su parte, puede provocar problemas respiratorios, enfermedades renales, fragilidad ósea, problemas reproductivos y enfermedades cardiovasculares. Finalmente, la exposición continuada al mercurio puede causar daños neurológicos y alteraciones de la función cognitiva, dañar el sistema nervioso de los fetos y los niños y niñas, y provocar enfermedades renales y del sistema inmunitario.
Participación activa de las organizaciones indígenas
El equipo investigador evaluó, entre mayo y junio de 2016, las concentraciones urinarias de mercurio, arsénico y cadmio de 824 personas (230 de las cuales menores de 12 años). Todas ellas residían en comunidades indígenas próximas a explotaciones petroleras, en zonas remotas no industrializadas. El equipo realizó también entrevistas personales para recoger datos sobre sus factores de riesgo y su estilo de vida. Además, tuvo en cuenta la distancia que separaba su residencia de la instalación petrolífera más próxima.
El estudio se ha realizado fruto del acuerdo alcanzado entre las federaciones indígenas de las cuencas de los ríos Corrientes, Pastaza, Tigre y Marañón (ACODECOSPAT, FECONACOR, OPIKAFPE y FEDIQUEP, que forman parte de la federación de los Pueblos Indígenas Amazónicos Unidos en Defensa de sus Territorios, o PUINAMUDT) y el Gobierno peruano. El objetivo de este trabajo científico era responder a las preocupaciones de la población local sobre los posibles efectos en la salud de la contaminación ambientales relacionados con extracción de petróleo. La investigación ha contado con el apoyo de las federaciones indígenas, así como del Instituto Nacional de Salud de Perú. “La participación activa de las organizaciones indígenas en el estudio es uno de sus puntos fuertes”, afirma Cristina O’Callaghan. “También cabe destacar el gran tamaño de la muestra y el muestreo aleatorio de familias de diferentes cuencas hidrográficas con características variadas”.
Mercurio, arsénico y cadmio por encima de la media
El resultado de los análisis de orina mostró que una proporción considerable de la población infantil y adulta estudiada superaba los niveles de referencia establecidos para el mercurio, el arsénico y el cadmio. Estas altas concentraciones de metales se asociaron con el agua que consumían y con el agua en la que se bañaban, sobre todo en el caso del mercurio, que puede absorberse por vía dérmica.
“El petróleo crudo puede contener mercurio y otros metales, y se han reportado niveles elevados en el medio ambiente y en organismos acuáticos tanto alrededor de las explotaciones petroleras como en las áreas afectadas por vertidos”, explica Cristina O’Callaghan.
Más mercurio entre quienes se bañaban en agua de río
El 25% de los niños y niñas y el 28% de los adultos y adultas presentaron niveles de mercurio superiores al valor de referencia establecido por el Ministerio de Salud del Perú (MINSA). Se observó que la concentración de mercurio aumentaba con la edad entre las personas adultas, y que era mayor entre quienes vivían cerca del río Marañón, donde el consumo de pescado es superior al de otras cuencas fluviales. Niveles de mercurio elevados en el pescado de la cuenca amazónica se han asociado con la contaminación por petróleo.
De todos modos, estudios anteriores realizados en la misma región han sugerido que la principal vía de exposición al mercurio en la zona es la absorción dérmica del mercurio presente en el agua. Esto concuerda con los resultados del estudio publicado ahora, ya que las concentraciones de mercurio fueron superiores entre los niños y adultos que se bañaban en agua de río en comparación con los que se bañaban en pozos, y también superiores entre las personas adultas que consumían agua de lluvia en comparación con las que bebían agua de fuentes públicas.
Más arsénico entre los niños y niñas que bebían agua de pozo
El 48% de la población infantil y el 23% de la adulta presentaron niveles de arsénico superiores al valor de referencia establecidos por el Ministerio de Salud de Perú. Las concentraciones de arsénico disminuyeron ligeramente con la edad en los adultos, tendieron a ser más altas entre los niños y niñas que bebían agua de pozo y, de forma similar al mercurio, fueron más altas entre quienes vivían en los alrededores de Marañón.
Se han reportado niveles de arsénico elevados de origen geológico en acuíferos de la Amazonía occidental y concentraciones relativamente altas en el petróleo crudo. Sin embargo, la fuente de arsénico en el área de estudio sigue siendo desconocida.
Más cadmio en hogares y huertas próximos a vertidos de petróleo
Un 2% de la población infantil y el 13% de la adulta presentaron niveles urinarios de cadmio por encima del valor de referencia. Las concentraciones de cadmio aumentaron con la edad en los adultos y fueron mayores en las mujeres. Los niveles más altos se observaron en el pueblo Achuar y entre los habitantes de los alrededores de Corrientes y el Tigre, las dos cuencas con mayor actividad petrolera de las cuatro estudiadas. Los niveles de cadmio elevados también se asociaron con la proximidad de los hogares o las huertas a lugares en los que se había vertido petróleo. El consumo de verduras contaminadas es una vía conocida de exposición al cadmio. Los niveles de cadmio en orina también se asociaron con el haber participado en actividades de limpieza y remediación de esos vertidos en los seis meses previos a la realización del estudio.
Agua potable y seguridad alimentaria para las poblaciones indígenas
El patrón observado en el estudio de altas concentraciones para todos los metales parece estar vinculado a la contaminación que genera la actividad humana, en particular la extracción de petróleo. “Detectar niveles altos de metales en una población que vive en un entorno no industrial es preocupante por los efectos a largo plazo que esto puede tener en la salud”, señala Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal y uno de los autores del estudio. “Prevenir estas exposiciones, monitorizar regularmente la calidad del agua, suministrar agua potable y garantizar la seguridad alimentaria es prioritario para las poblaciones indígenas que viven en estas cuencas.
Artículos relacionados
Fuga de crudo de río Cuninico al Marañón fue sabotaje: corte intencional al Oleoducto Norperuano