El diario La Razón y un homenaje
La protesta de mermeleros y sirvientones prochilenos
En el transcurso de esta semana del 3 al 9 de diciembre se conoció la noticia de que el ejército peruano iba a condecorar al diario limeño La Razón. Variados personajes y otros medios de prensa criticaron a los militares por el posible homenaje a un diario conocido por sus simpatías con el ex presidente Alberto Fujimori. “¡Cómo es posible que se condecore a un periódico fujimorista!” era en esencia el mensaje de las escandalizadas críticas.
Para azuzar más los ánimos contra La Razón, los críticos mencionaban que en más de una ocasión dicho periódico había publicado cosas contrarias al ministro de Defensa, Allan Wagner (en verdad, simplemente pasaba revista a la dudosa ejecutoria histórica del mencionado diplomático). De esta manera buscaban despertar el enojo del aludido ministro y frustrar el propósito de reconocer los méritos de La Razón en defensa de la patria.
Finalmente, la presión dio resultados: el comandante general del ejército, el general Edwin Donayre, tuvo que abstenerse de condecorar al mencionado diario. Viene al caso que nos preguntemos qué está pasando realmente en este caso. ¿Es el general Donayre un fujimorista que se lleva muy bien con un diario fujimorista, o hay otras razones?
No por fujimorista, sino por decir las verdades de Allan Wagner
Como corresponde a la idiosincrasia de mucha gente, aquí se evita decir las cosas por su nombre, se evita dar a conocer las verdaderas intenciones que están detrás de cada frase o de cada iniciativa. Que el diario La Razón tiene simpatías por el ex presidente Fujimori es algo bien conocido; pero el motivo de la frustrada condecoración no era la inclinación fujimorista del diario en cuestión, sino su prolongada campaña de esclarecimiento y alerta en asuntos diplomáticos y de defensa, particularmente en relación con Chile. Cada vez que un peruano patriota necesita expresar algo sobre las amenazas contra el Perú originadas en Chile, encuentra en La Razón una tribuna libre para hacer conocer a los peruanos el peligro que para nosotros representa el país delincuente y enemigo que robó Arica y Tarapacá, y usurpa casi cautro hectáreas de Tacna y más de 37 mil kilómetros de nuestro mar.
Esto que mencionamos tiene su mérito, si sabemos que casi toda la prensa peruana está comprada por Chile y difícilmente —por no decir nunca— publicaría nada que cause disgusto a los chilenos o que ponga en peligro la publicidad de empresas chilenas en esos medios de comunicación. Cerradas todas las puertas, prácticamente sólo en La Razón cualquier diplomático, militar, político o ciudadano peruano que sienta que debe alertarse a la ciudadanía sobre la realidad histórica o sobre la seguridad nacional puede dar a conocer su información, su mensaje. Por este motivo y no por otro se deseaba reconocer el empeño patriótico de La Razón.
Y precisamente por esta actitud patriótica de La Razón de decir la verdad histórica, han saltado como perros rabiosos los sirvientes de Chile, los mermeleros de la publicidad pagada por empresas chilenas. ¡Lo más gracioso de todo esto es que más de uno de los críticos fue o es tan fujimorista como La Razón! Pueden perdonar cualquier cosa a La Razón menos que se abstenga de ser sirviente de Chile, como sí son la mayoría de los medios de prensa que callan la traición que significa el TLC firmado por el APRA con Chile, que callan sobre la actual usurpación de suelo tacneño por parte de Chile, que callan sobre el monumento que marinos peruanos lacayos de Chile han puesto en la escuela naval y callan sobre muchas otras cosas.
La Razón es el único diario que ha sacado a luz una de las traiciones más grandes: la firma del acta secreta para falsificar los libros de historia escolares y presentar una versión prochilena, vileza perpetrada en 1985. ¿Por qué los otros diarios no hablan sobre eso?1 ¿Por qué no dicen que tenemos un ministro traidor a la patria mandando a nuestros militares?
Y a los solapados personajes que han desautorizado al general Edwin Donayre les preguntamos: ¿por qué no reaccionaron con igual celo cuando los sirvientes chilenos que visten uniforme de marinos peruanos erigieron la efigie en bronce en homenaje al chileno delincuente asqueroso Arturo Prat?, ¿por qué guardaron y guardan silencio sobre esa vergüenza nacional perpetrada por marinos a quienes mantenemos pagando nuestros impuestos? ¡A ver, salgan de su mutismo! ¿Se han comido la lengua? ¡Hablen, mermeleros, mercenarios de la prensa!
Pero si tanto preocupan las condecoraciones a esa prensa sirvienta, tal vez sea bueno crear una condecoración: la condecoración “Sirviente prochieleno del año”. ¿Quién ganaría? ¿El Comercio, Correo, La Ventana Indiscreta, Perú 21? Creo que de darse ese trofeo habría una lucha a muerte entre los sirvientes, con ojos morados, jalones de pelo, patadas y mucho más…
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