El bello oficio de hacerse viejo, de Elena Pita (Aguilar)
J. C. Gª Fajardo
Un libro amable, interesante, y bien escrito. Deliciosas las entrevistas con “siete seductores con la vida a cuestas: Iñaki Gabilondo, Lluís Llach, Juan Diego, Albert Boadella, José Bono, Víctor Ullate y Adolfo Domínguez”. Cada uno lee aquellas que más le atraen, y subraya, porque vale la pena y hace pensar y aprender.
Lucharon contra la dictadura y de golpe les sobrevino el desafío de ser libres.
Demasiada responsabilidad tal vez para la edad que tenían, dice la autora. Pero con ello llegó también el éxito, que no esperaban; un triunfo del que aún ahora desconfían, y con razón. Casi son inconscientes de ello, tantas fueron también las penas y las dificultades.
Abordan la década de los 60 años sin haberse dado cuenta: la mayoría, cansados; algunos, escépticos; otros, saturados e incluso irónicos, pero nunca sarcásticos. Es la ironía que gasta el que ya nada tiene que perder. Algunos de estos personajes anuncian que se van para administrar el tiempo que les queda del modo que su corazón y su curiosidad les indiquen; se van como quien causa baja en un servicio público.
Son siete personajes con una vida marcada por el éxito (no gratuito, por supuesto), reflexionan en voz alta sobre la etapa vital que estrenan (para algunos es la madurez; para otros, la vejez sin adjetivos), sobre el paso y la finitud del tiempo, el vértigo de lo vivido, los motivos de su “suerte” y la inexorable proximidad del fin.
Cualquiera de quienes hemos alcanzado cierta edad, podríamos aplicarnos de forma bella en el oficio de envejecer y dar gracias a la vida si supiéramos cómo observarla.
Ninguno de los entrevistados reniega de la etapa de camino que principian; intentan pertrecharse de abrigos que les den calor, amor, tranquilidad, placer y buena y serena vida.
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