Despiden a bailarina de la Scala de Milán por hablar de casos de anorexia

Ángel Gómez Fuentes

“Anoréxica una bailarina de cada cinco”

La Scala despide a su bailarina solista por denunciar algunos horrores del mundo de la danza.

“Una bailarina de cada cinco sufre de trastornos alimentarios”, anorexia y bulimia, y por eso “hoy no pueden tener hijos”. Esta dramática denuncia de Mariafrancesca Garritano, 33 años, bailarina solista en la Scala de Milán le ha costado su expulsión de ese templo de la música. A él había llegado para realizar su sueño cuando tenía 16 años, procedente de su tierra de Calabria, al sur de Italia. Su carrera está llena de éxitos y de premios internacionales por sus papeles de protagonista. Con rabia y dolor, Garritano contó su experiencia y denunció la corrupción y malas artes, en el mundo de la danza, en su libro “La verdad, os ruego, sobre la danza”, y después en una entrevista a un diario británico.

«El cisne negro»

La bailarina Garritano describe un escenario que recuerda a la película “El cisne negro”, un drama psicológico, con la actriz Natalie Portman en el papel de protagonista, problemática y competitiva. La competición en la vida de las bailarinas no es solo para ver cuál es la mejor en el escenario, sino también sobre quién come menos. Las consecuencias son dramáticas: “Siete bailarinas de cada diez —ha dicho Garritano— no tienen menstruación a causa de las dietas punitivas a las que se someten. La verdad es que los padres piensan que entran sus hijas en buenas manos, pero en realidad para ellas comienza una relación casi religiosa con el espejo, el instructor y el público”. Y muchas de sus colegas “eran trasladadas al hospital para ser alimentadas artificialmente”. “Nadie imagina —añade Garritano— que puedan existir historias de corrupción, de amenazas y de compromisos para mantener el propio puesto sobre el escenario”.

Una fruta y un yogurt al día

Garritano describe un escenario de horrores y tortura, también en su caso personal: “Yo salía adelante con una fruta y un yogurt al día, confiando en la adrenalina para llegar al final de las pruebas. Cuando era adolescente, en los entrenamientos mi profesor de baile me llamaba mozzarela o buñuelito chino delante de todos. Reduje mi alimentación hasta el extremo de que mi menstruación se interrumpió durante un año y medio cuando tenía 16 y 17 años y adelgacé hasta pesar 43 kilos”.

La Scala: «Daño a la imagen»

Mariafrancesca ha sido una voz fuera del coro, demostrando que en el mundo del ballet no es oro todo lo que reluce. Por eso, se la quitando de en medio la Scala, uno de los teatros más antiguos y prestigiosos del mundo. Lo ha hecho con un lacónico comunicado: “Era una decisión necesaria tras sus declaraciones públicas, en las que ha concretado un daño a la imagen del teatro y a su escuela de baile, además de violar los deberes fundamentales que ligan a un dependiente con su empleador, por lo que se ha roto la relación de confianza”.

Mariafrancesca se ha sentido amargada por la decisión de la Scala, e insiste en que “es necesario informar y tomar conciencia de este problema (anorexia y bulimia), porque es una de las principales causas de muerte entre las adolescentes entre 12 y 25 años, después de los accidentes de carretera”.

«En nuestro mundo existe la anorexia»

Cautas han sido sus colegas. Pero cuando Mariafrancesca hizo su denuncia, la primera bailarina de Roma, Gaia Stracamore, 33 años, confesó: “Si Mariafrancesca hace esas acusaciones hay que creerla. No es mi caso, pero es verdad que en nuestro mundo existe la anorexia. ¿Las dietas? Ciertamente, sobre todo entre 15 y 17 años, en la edad del desarrollo, quizás cuando se tiende a engrasar. Yo las he hecho durísimas”.

Liliana Cosi, exprimera bailarina de la Scala y protagonista del “Cascanueces” con Nureyev en el Bolshoi, recuerda las presiones psicológicas en su profesión: “Los problemas alimentarios los hemos tenido todas las bailarinas. Me he sentido siempre en falta cada vez que comía un panecillo, y ésta es una fijación de todas. Es normal y forma parte de este trabajo. Si eres bailarina clásica, los compañeros te quieren ver siempre más delgada. Y después hay casos coercitivos graves”. Por último, Liliana Cosi denuncia que los parámetros son cada vez más exigentes: “Al Bolshoi piden que una bailarina de un metro y 60 centímetros pese 37 kilos, mientras en mis tiempos eran 47”.

ABC, 5 de febrero de 2012

http://www.abc.es/20120205/cultura-teatros/abci-despiden-bailarina-scala-201202050612.html