La estrategia del agua
Por César Lévano
En la época prehispánica, el Perú fue el país de las maravillas en el manejo del agua. Los sistemas de irrigación en la costa peruana asombran a los ingenieros hidráulicos de los países avanzados. Nazca se nutre aun hoy de cadenas de canales que derivan el líquido desde las alturas. Nuestros antepasados inventaron la agricultura en el desierto.
Sistema hidráulico Nazca
El proyecto Conga ha tenido la virtud de colocar en el centro de la atención el sistema hídrico natural que hoy riega el agro, da de beber y comer a la población y embellece un paisaje que es de los más vistosos del país.
No sólo en Cajamarca preocupa el agua. Lima misma está amenazada de muerte por sed, si se acentúa el calentamiento global y no se toman medidas previsoras, como las que ha propuesto en estas páginas el especialista suizo Peter Koenig.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática acaba de informar que en 2011 un 76.2 por ciento de los hogares peruanos se abasteció de agua potable por red pública. El resto encuentra agua en ríos, acequias, manantiales o pozos. Todas estas fuentes están amenazadas de agotamiento o contaminación. Un factor de daño grave son la minería y la industria de Hidrocarburos.
Otro factor es el crecimiento de la población, particularmente en las grandes ciudades. Este es asimismo un problema mundial, puesto que el proceso de urbanización crece y prosigue.
En Ciudad de México, la gigantesca metrópoli azteca, un millón de residentes adquieren de camiones cisterna su ración del líquido. En el llamado Cuerno de África, más de 13 millones de personas padecen la sequía más grave en 60 años. El Consejo mundial del Agua indica que 1,100 millones de seres humanos carecen de acceso a agua potable limpia.
Uno de los elementos de la crisis son algunas actividades que consumen agua en exceso. La revista estadounidense Fortuna publicó en su edición del 17 de octubre de 2011 una muestra preocupante: para producir un jeans se requieren 2,906 galones de agua; para producir medio kilo de carne de vaca, 1,807 galones; medio kilo de pollo, 467 galones; medio kilo de arroz, 407 galones; una libra de acero, 31 galones.
Algunos excesos consumistas podrían ser eliminados, mediante políticas públicas. En un país tan bien dotado para la pesca, como el nuestro, cabe aminorar el consumo de carnes rojas.
Josefina Cox, en su libro Guaman Poma de Ayala entre los conceptos andino y europeo del tiempo, precisa el carácter religioso que los andinos asignaban al agua, la cual, además regulaban. Dice la autora:
“En los almanaques de Guaman Poma es gracias al agua que crece el maíz cuyo ciclo aparece representado, en detalle, en el calendario del autor andino. El cuidado de esta planta ritual andina dependía de las ceremonias que se llevaban a cabo con el fin de controlar la escasez y la abundancia del agua”. La Primera, 22.03.2012