Pese a que se ha demostrado que miles de hampones venezolanos ingresaron y pretenden seguir ingresando al Perú, hay congresistas que exigen reabrir la apertura de la frontera norte, justamente ahora que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional hacen esfuerzos por evitar el pase de esa escoria a nuestro país.
Con total desprecio a la vida de los cientos de peruanos asesinados por los venezolanos y de miles que fueron asaltados y empobrecidos por el latrocinio de esos indeseables, y de otros que quedaron discapacitados por cobardes ata que del lumpen de ese país, estos congresistas malos peruanos, en lugar de preocuparse por las víctimas peruanas, piden reabrir la frontera con Ecuador.
Los sujetos que exigen esta barbaridad son estos congresistas:
Valeria Valer Collado, Fuerza Popular (FP)
Carmen Omonte Durand, Alianza Para el Progreso (APP)
Manuel Merino De Lama, Acción Popular (AP)
Napoleón Puño Lecarnaqué Alianza Para el Progreso (APP)
Como si los peruanos fuesemos deficientes mentales, para estos congresistas es suficiente seguir protocolos de bioseguridad y evitar el paso de ilegales por esa parte del país, según adujeron hoy durante la sesión conjunta de la Comisión de Relaciones Exteriores y la Comisión Especial de Seguimiento a la Incorporación del Perú a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Omonte dijo que no se puede tener una política de cierre total de la frontera, toda vez que al final no se cumple, ya que la entrada de venezolanos a esa región está siendo desordenada, por lo que exhortó a las autoridades cuanto antes a corregir tal situación.
Algunos incluso decían que pueden trabajar en el sector salud, cuando todo el mundo sabe la pésima formación que se recibe en Venezuela y que por ello en otros países no les permiten trabajar en salud.
Ninguno de los parlamentarios dijo que el Perú a lo más debió haber recibido unos 50 mil venezolanos por razones de caridad y que entre legales e ilegales ya hay más de un millón de estos extranjeros, muchos de los cuales son gente de mal vivir, o delincuentes, o gente salvaje que agrede a nuestras autoridades y crean todo tipo de desórdenes y violencia.
Pedro Pablo Kuczinsky, por servilismo a los Estados Unidos abrió la inmigración venezolana sin control, apoyado por los políticos descerebrados aprofujimoristas e izquierdistas, e incluso la CONFIEP, que buscaba mano de obra barata para pagar menos a los trabajadores peruanos. Sólo Ricardo Belmont y Justiniano Apaza se opusieron y por ello la prensa mermelera arremetió contra ellos.
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