A las puertas de la segunda vuelta de las elecciones generales, informamos de nuestra posición, que, como apristas en uso del libre ejercicio del sufragio, hará causa común con las fuerzas democráticas que se oponen a que la primera dama de la dictadura de los años noventa, llegue a la presidencia de la República. A estas alturas de la campaña, queda claro que la señora Keiko Fujimori no solo no repudia los graves crímenes que sentencian a su padre a 25 años de prisión, sino que lo considera inocente de todos ellos. Cuanto más, cree que apenas cometió “errores”. La sentencia de la Corte Suprema del Perú que condenó a Alberto Fujimori, es impecable y contundente. Lo responsabiliza como autor mediato de los asesinatos de Barrios Altos y La Cantuta, calificándolos como crímenes de lesa humanidad; además de sancionarlo por la tortura y secuestro de un periodista y un empresario. Dicha sentencia fue ratificada en los extremos correspondientes, por la Corte Suprema de Chile, cuando autorizó su extradición. Muchos otros delitos han sido juzgados, encontrándolo culpable, pero al no ser las penas acumulativas en el sistema jurídico peruano, queda vigente la más duradera. Están pendientes aún acusaciones muy graves, entre ellas el juicio recién iniciado por el asesinato de campesinos en Pativilca, a cargo del siniestro grupo _Colina a órdenes del dictador. La candidata tampoco dice una sola palabra sobre el saqueo del erario, que según el Consejo de Seguridad Jurídica del Estado, llega a seis mil millones de dólares, el más gigantesco robo de la historia del Perú. Ello ha dado lugar a 428 procesos penales, existiendo en curso 145 investigaciones, pues solo se han recuperado 184 millones de dólares. Hay casi una veintena de altos funcionarios del régimen autocrático fugitivos, entre ellos los tíos de la postulante.