El túnel entre San Juan de Lurigancho y el Rímac destruye la tranquilidad de vecinos
Por Juan Sheput
Esta es otra de las publicitadas "obras" de Luis Castañeda Lossio. Sin estudios de tráfico ni impacto ambiental, se pretende hacer ingresar al centro histórico del Rímac a miles de vehículos en forma diaria, con lo cual el caos que se vive hoy en el Rímac en las horas punta, se multiplicará varias veces.
Esta es otra de las publicitadas "obras" de Luis Castañeda Lossio. Sin estudios de tráfico ni impacto ambiental, se pretende hacer ingresar al centro histórico del Rímac a miles de vehículos en forma diaria, con lo cual el caos que se vive hoy en el Rímac en las horas punta, se multiplicará varias veces.
La ambición e irresponsabilidad de algunas empresas constructoras y los probables actos de corrupción de funcionarios de la Municipalidad de Lima que todo lo ven cemento, parece que se hermanan en esta situación. Y, como en el caso del inacabado Metropolitano, una vez más se manifiesta el gigantesco desprecio a los ciudadanos por parte del alcalde de Lima. En efecto, según versiones de vecinos de la zona, se vienen efectuando detonaciones de noche, que no sólo perturban la tranquilidad otrora existente en la zona y hoy destruída por esta "obra" sino que afectan las estructuras de las humildes viviendas circundantes.
Estas obras se ven bien en la maqueta y en la publicidad. En ellas no se refleja el drama de los vecinos que pierden calidad de vida y a los que nadie escucha por tratarse de un sector al cual el sistema no le otorga voz.
Sería bueno que equipos de periodistas vayan a la zona. Se darán cuenta del daño que se ha hecho en nombre de la modernidad que no trae bienestar sino perjuicio. Y en relación al desprecio a los ciudadanos, afectados por el abuso de los constructores, pues es una pena, que en el Perú de estos días no existan organizaciones que detengan este tipo de atropellos.
Estas obras se ven bien en la maqueta y en la publicidad. En ellas no se refleja el drama de los vecinos que pierden calidad de vida y a los que nadie escucha por tratarse de un sector al cual el sistema no le otorga voz.
Sería bueno que equipos de periodistas vayan a la zona. Se darán cuenta del daño que se ha hecho en nombre de la modernidad que no trae bienestar sino perjuicio. Y en relación al desprecio a los ciudadanos, afectados por el abuso de los constructores, pues es una pena, que en el Perú de estos días no existan organizaciones que detengan este tipo de atropellos.