Run Ollanta, run
Por Alexandro Saco
La campaña entra en la recta final el 27 de febrero con la publicación de la encuesta de Apoyo que refleja las revelaciones de los wikileaks. Así El Comercio titule que Toledo conserva la ventaja en primera vuelta, el hecho resaltante es que Ollanta al menos logra captar 400,000 votantes más que hace dos semanas (nuestro padrón electoral tiene casi 20 millones de votantes, cada punto porcentual equivale a unos 200 mil). Es decir, algo nuevo se mueve en estas elecciones y no es la subida de Toledo, el estancamiento de Keiko, ni la continua baja de Castañeda; es la corriente a favor de Ollanta, que ya se expresa en el nerviosismo del conservadurismo y de la derecha.
Por Alexandro Saco
La campaña entra en la recta final el 27 de febrero con la publicación de la encuesta de Apoyo que refleja las revelaciones de los wikileaks. Así El Comercio titule que Toledo conserva la ventaja en primera vuelta, el hecho resaltante es que Ollanta al menos logra captar 400,000 votantes más que hace dos semanas (nuestro padrón electoral tiene casi 20 millones de votantes, cada punto porcentual equivale a unos 200 mil). Es decir, algo nuevo se mueve en estas elecciones y no es la subida de Toledo, el estancamiento de Keiko, ni la continua baja de Castañeda; es la corriente a favor de Ollanta, que ya se expresa en el nerviosismo del conservadurismo y de la derecha.
Los errores del candidato
Esa tendencia pudo haber sido más significativa, pero Ollanta tiene reflejos contradictorios que siguen espantando a muchos. No condenar inmediatamente como corresponde las masacres que viene perpetrando Gadafi, escudándose en los intereses comerciales (2 millones de dólares al año), fue un error garrafal explotado por Rosa María Palacios. Sumarse a las críticas contra Susana por el correcto retiro y puesta en orden de los paneles, refleja que está más pendiente de sus broncas personales que de algunas demandas sociales; hasta el impresentable Carlos Rafo la vio y reconoció el exceso de los candidatos. Además no deslindó con la intensión de algunos para silenciar a las encuestadoras. Si Ollanta quiere pasar a segunda vuelta lo mínimo que debe hacer es pensar un poco más antes de expresarse sobre temas polémicos. Si lo hubiera hecho, acaso estaría con un punto más.
Era obvio, por algún lado la supuesta estabilidad electoral se iba a comenzar a quebrar. Ya sin outsider, la elección en el tramo final se centrará entre los cambios y la continuidad. Si bien los cambios que propone Ollanta hoy no se observan con la intensidad de 2006, el hecho es que su propuesta es la única que se distingue claramente de las demás. Esta semana tendrá una oportunidad clave en el Debate de El Comercio, para ahondar sus diferencias con la derecha y la ultra derecha (PPK, Keiko, Castañeda), y con la centro derecha (Toledo). Además es necesario explotar más las nuevas revelaciones de los wikileaks que demuestran el complot desde los más altos niveles del Estado contra él y Nadine al revelar su secreto financiero, exigiendo a El Comercio que revele todo antes del 10 de abril, y a El País que haga lo suyo. Como se observa, el escenario es inmejorable para seguir creciendo a costa de Castañeda y de Keiko.
Los trasvases y la desideologización
Y es que una vez más, los trasvases del electorado y la incertidumbre del resultado final demuestran que el voto peruano es desideologizado, lo que no significa que no albergue demandas de fondo. Se trata de dos cosas distintas. La ideologización del electorado haría que los resultados se presenten previsibles y los matices sean sólo eso; mientras que las demandas de la población pueden ser respondidas por una propuesta política, por el carisma, por la propia coyuntura. El voto de Ollanta es un voto popular, tanto o igual que el de la mayoría de los candidatos de la derecha y ultraderecha.
Esa tendencia pudo haber sido más significativa, pero Ollanta tiene reflejos contradictorios que siguen espantando a muchos. No condenar inmediatamente como corresponde las masacres que viene perpetrando Gadafi, escudándose en los intereses comerciales (2 millones de dólares al año), fue un error garrafal explotado por Rosa María Palacios. Sumarse a las críticas contra Susana por el correcto retiro y puesta en orden de los paneles, refleja que está más pendiente de sus broncas personales que de algunas demandas sociales; hasta el impresentable Carlos Rafo la vio y reconoció el exceso de los candidatos. Además no deslindó con la intensión de algunos para silenciar a las encuestadoras. Si Ollanta quiere pasar a segunda vuelta lo mínimo que debe hacer es pensar un poco más antes de expresarse sobre temas polémicos. Si lo hubiera hecho, acaso estaría con un punto más.
Era obvio, por algún lado la supuesta estabilidad electoral se iba a comenzar a quebrar. Ya sin outsider, la elección en el tramo final se centrará entre los cambios y la continuidad. Si bien los cambios que propone Ollanta hoy no se observan con la intensidad de 2006, el hecho es que su propuesta es la única que se distingue claramente de las demás. Esta semana tendrá una oportunidad clave en el Debate de El Comercio, para ahondar sus diferencias con la derecha y la ultra derecha (PPK, Keiko, Castañeda), y con la centro derecha (Toledo). Además es necesario explotar más las nuevas revelaciones de los wikileaks que demuestran el complot desde los más altos niveles del Estado contra él y Nadine al revelar su secreto financiero, exigiendo a El Comercio que revele todo antes del 10 de abril, y a El País que haga lo suyo. Como se observa, el escenario es inmejorable para seguir creciendo a costa de Castañeda y de Keiko.
Los trasvases y la desideologización
Y es que una vez más, los trasvases del electorado y la incertidumbre del resultado final demuestran que el voto peruano es desideologizado, lo que no significa que no albergue demandas de fondo. Se trata de dos cosas distintas. La ideologización del electorado haría que los resultados se presenten previsibles y los matices sean sólo eso; mientras que las demandas de la población pueden ser respondidas por una propuesta política, por el carisma, por la propia coyuntura. El voto de Ollanta es un voto popular, tanto o igual que el de la mayoría de los candidatos de la derecha y ultraderecha.
Por otro lado, Ollanta requiere no condenar a Chávez, pero sí mantener una distancia y expresar las diferencia de su proyecto con la revolución bolivariana que hace ya varios años quedó estancada como un intento hoy vacío y mesiánico. Eso es necesario porque así a muchos no les guste, Chávez es percibido en el país como un dictador que no tiene escrúpulos para hacer lo mismo que Fujimori hacía desde la derecha. Si esa distancia hacia Chávez no se demuestra, Ollanta puede perder los votos necesarios para seguir trepando. En ese contexto, tendría que hacer todo lo posible por reflejar más la relación con Lula y el modelo de Brasil en temas clave como la salud, los sectores estratégicos, la integración.
¿A la tercera va la vencida?
Nada está dicho y hasta cabe la posibilidad de que la contra campaña de la derecha se intensifique, y lo estanque nuevamente. Ollanta tiene que correr más, en el sentido literal de la palabra, diferenciarse de los otros candidatos que no pueden ya con su cuerpo, hacer más visible la juventud de su familia y la de Nadine, poner el dedo en la llaga de la corrupción y en cómo algunos se la llevan fácil a costa de muchos en el país. De hecho una cosa es expresarlo desde un teclado, y otra estar ahí en la enorme tensión política del día a día, pero desde fuera se perciben algunas cosas que desde dentro no.
Creo, al igual que Augusto Álvarez Rodrich expresara en Diario 16 el domingo pasado, que Ollanta será presidente del Perú alguna vez. Difícil saber si eso será ahora. Lograr la segunda vuelta sería un triunfo indiscutible así en la etapa final no lograra la presidencia. Pero en estos 45 días que quedan, los que asumimos que los cambios necesarios requieren de un impulso de envergadura, no creemos que ello pueda darse desde los candidatos de la derecha. Dos mafias y sus tontos útiles pugnan por el segundo lugar (Kieko y Castañeda). La centro derecha dice cosas interesantes pero una vez arriba se le verá el fustán. PPK es un tío bacán pero una vez más Lourdes demuestra que su olfato político es nulo. MRC no prende. Ollanta corre, en una mixtura de radicalismo y calma, tan complicada de lograr, pero ahí va.