por Alexandro Saco
Agregado de esta mañana: Si el propio Galarreta acepta que se comunicaba constantemente con Palma, ¿no es una hipótesis de investigación saber si luego de la captura se comunicaban? Sucede que ciertos medios y políticos, incluido el congresista, buscan convertir una decisión judicial (errada o no) en un asunto de Estado, lo cual es absolutamente exagerado. Este tema ha desnudado la forma de operar de un medio, que busca desviar la atención de las responsabilidades por el espionaje que practicaba, no el Poder Judicial, sino un redactor de Perú 21. Se pretende desviar a la opinión pública del tema de fondo.
El asunto de Rudy Palma sirve para observar los raseros con que se miden ciertas actitudes desde los medios y desde el poder. Antes de desarrollar las siguientes ideas quiero dejar en claro que sigo pensando que es exagerado que Palma esté encarcelado en Piedras Gordas y se le mantenga prácticamente incomunicado; es más, creo que se podría llevar este proceso con un arresto domiciliario.
Coartada
Marco Sifuentes ha publicado en INFOS y en La República declaraciones de Palma y datos relevantes acerca del proceder inadecuado de los jueces en la investigación, que llegan hasta el ridículo de interceptar los teléfonos del gimnasio de Palma (aunque viendo su contextura parece que más iba a conversar que a hacer una rutina seria).
Pero Sifuentes comete el error de asumir uno de los principales argumentos de defensa de Palma como válido: el que sostiene que Palma pudo acceder a los correos ya que es usual que en las dependencias públicas los correos creados para los funcionarios se les entreguen a éstos con una clave de acceso que es casi siempre la primera letra del nombre y el apellido del funcionario (esto no es necesariamente así, en muchos casos ya vienen con algún número incorporado u otra forma de despiste).
Desde mi perspectiva, este argumento es una coartada que no resiste el agudo análisis al que Sifuentes nos tiene acostumbrados. Eso podría ser verosímil si estaríamos hablando de dos, tres o cuatro correos espiados, pero de ningún modo cuando se trata de decenas de correos pertenecientes a funcionarios de este y el anterior gobierno a los que Palma, según información de Caretas, entraba como Pedro en su casa. Si bien podría haber ciertos casos de irresponsabilidad al no cambiar las claves, resulta alucinante que ministros y altos funcionarios, todos sin excepción, no hagan caso a las recomendaciones y dejen su correo prácticamente abierto, hoy que todos conocemos los riesgos de internet.
James Bond y el espíritu de cuerpo
Las claves de los correos electrónicos pueden ser detectadas con programas creados para tal fin. Así como las claves de los antiguos maletines James Bond de tres dígitos se podían identificar en determinado tiempo ya que no existían más de 999 combinaciones, en el caso de las claves de correos electrónicos los programas operan con la misma lógica (a una velocidad tremenda) y pueden detectar con relativa sencillez la primera letra o número de la clave y así avanzar hacia el resto (50 lucas en Wilson).
Considero que el caso Palma despierta cierto espíritu de cuerpo genuino como el de Sifuentes, y tremendamente interesado en periodistas que nos quieren presentar esto como una travesura pero se rasgan las vestiduras en asuntos menores. Además, lo que queda absolutamente claro es la tremenda deslealtad de la editora de economía de Perú 21, Gina Sandoval, con su compañero, y la asquerosa lavada de manos de Fritz Du Bois; pero, ¿qué más se puede esperar de un personaje que ha hecho de Perú 21 en todo lo que le corresponde un medio que no tiene reparo en mentir, difamar y alentar la violencia?
Beneficiados y responsabilidades
Siguiendo con la información consignada en Caretas 2233, resulta que Palma accedía a los correos de altas autoridades del Estado desde hace varios años, habiendo obtenido información privilegiada que era utilizada por Perú 21. Veamos. Si yo soy editor de economía y observo que uno de mis periodistas logra obtener datos que otros medios no consiguen, y esto sucede de forma sistemática, ¿preguntaría de dónde sale esa rica información?, es más, esta actitud debió darse (y de hecho se debe haber dado) en la primera oportunidad en que Sandoval pudo haber olido que algo extraño sucedía, teniendo en cuenta además que el propio Du Bois reconoce que se les pide a los periodistas datos sobre sus fuentes.
Resulta risible que Perú 21 pretenda presentarse como víctima “del poder que aprovecha esta oportunidad para acallar a un medio independiente”. ¿A qué poder e independencia se refiere Du Bois?, si Perú 21 es el vocero aventajado del poder económico, empresarial y minero en el país, que coordina y promueve campañas de desprestigio. No en vano el director de Perú 21 ha sido sentenciado por difamador (entiendo que ha apelado); a estas alturas Du Bois debería saber que el periodismo no significa trasladar a las portadas prejuicios y miedos, que inundan los quioscos con campañas orquestadas y violencia agitadora desde que él dirige el diario.
Se hace claro también que los ministros Silva y Valdez estarían aprovechando esta oportunidad para marcar quizá un precedente en cuanto a su relación con los medios, y vendrían ejerciendo presiones para que Palma este encarcelado e incomunicado. El asunto es que no nos estamos frente a un suertudo periodista que se encontró con que decenas de altos funcionarios dejaban sus correos casi abiertos, sino frente a una práctica ilegal que ha beneficiado a un medio de comunicación; eso significa que la responsabilidad no es únicamente de Palma, sino de su editora y del director del medio.