por Guillermo Olivera Díaz; Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Cuando ya se encontraban, el sábado 12-09-1992, 10 pm, en las oficinas de la DIRCOTE (Av. España, centro de Lima), los capturados en el distrito de Surquillo Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre, Antonio Ketín Vidal Herrera llamó a Palacio de Gobierno para informar lo sucedido, pero sólo habló con uno de los edecanes de Alberto Fujimori ya que éste se encontraba de viaje de placer usual en Iquitos. No intuyó ni soñó esta proeza antiterrorista. La sola vez que visitó con Kenyi, varios meses atrás, el local DIRCOTE fue a visitar su museo, pues tenía la curiosidad lombrosiana de conocer de cerca las caras en foto de los avezados criminales.
Antes de esta comunicación, Vladimiro Montesinos había llamado a DIRCOTE a preguntar si era cierto esa “cojudez” que informaba la televisión, refiriéndose a la captura de Abimael, y cuál habría sido su sorpresa cuando el mismísimo Ketín le dijo “sí es cierto (tal reverenda cojudez), acá lo tengo en mi oficina”. Acto seguido llegó el coronel Alberto Pinto Cárdenas, Jefe de Inteligencia del Ejército pretendiéndolos llevar a Abimael y Elena al conocido Pentagonito por una supuesta “orden” de Fujimori y por razones de “seguridad”, a lo cual Ketín y otros más hicieron bien en negarse.
El domingo 13, o sea, al día siguiente de la captura, Ketín Vidal se apersonó a Palacio de Gobierno, sin cita alguna, y recién le dio cuenta al ya indignado Fujimori, que molestísimo bramaba, porque se había filtrado un vídeo a la televisión extranjera sin que él sepa de tal captura, por lo que ordenó injustamente que le dieran de baja al otro artífice del evento, Benedicto Jiménez.. Dice Ketín Vidal que se opuso a este pase al retiro y que le pidió disculpas al entonces desinformado presidente, por no haberle noticiado o prevenido de tan histórico hecho con antelación, ni siquiera de su inminencia, ya que su regla de oro era el secreto.
Esto demuestra palmariamente que tan igual Alberto Fujimori como Vladimiro Montesinos, se informaron de esta exitosa captura por televisión y no porque estaban detrás de este destacado trabajo policial de inteligencia del GEIN de la DIRCOTE, a cuya proeza más bien, ambos deseosos de notoriedad con rasgos psicopáticos, han querido colarse y los fanatizados fujimoristas siguen crédulos por interés mezquino.
También refiere Ketín Vidal que, conforme se comprometió con Fujimori, Inspectoría de la PNP concluyó en una semana de indagaciones que fue el mayor PNP Marco Miyashiro Arashiro quien entregó el vídeo madrugador a la embajada de Estados Unidos, por cuya razón se desistió el pase al retiro de Benedicto Jiménez. Ambos fueron mis alumnos siendo cadetes de la PIP.