Por Miguel Ibañez Sánchez*
6 de enero, 2012.- Ruth Shady Solís, Directora del Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe (PEACS) el 22 de noviembre en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA) de Lima disertó sobre los alcances de los últimos trabajos relacionados al manejo del territorio y los recursos de los habitantes de hace cinco mil años en la parte baja del valle de Supe. Esta conferencia es parte de un ciclo que organiza la Sociedad Geográfica de Lima dentro de su programa educativo.
Caral es una ciudad sagrada que prosperó hace cinco mil años en el Valle de Supe a 30 km. de la orilla del mar y a 182 km. al norte de la ciudad de Lima. En un clima de desierto desecado subtropical (L. R. Holdridge, Joseph A. Tosi) con precipitaciones por debajo los 5 mm al año, catalogado como una de las zonas más secas del planeta.
Desde 12 mil años antes del presente muchos pueblos indígenas tuvieron la capacidad de sobrevivir y -en el caso de Caral- constituir una sociedad amplia de conocimientos tanto en el manejo hidráulico, la agricultura, la pesca como en la construcción de ciudades y monumentos sagrados.
Ruth Shady Solís dijo que con escasos recursos y con un grupo de egresados y arqueólogos de la Universidad de San Marcos en 1993 iniciaron los trabajos en Caral y luego anunciaron definitivamente que dicho complejo estaba relacionado con el periodo pre cerámico.
Desde 1905 edificaciones de pescadores en Áspero, en el Puerto de Supe, fueron reconocidas por Max Uhle y por Julio C. Tello en 1937. En la década del 40 Paul Kosok y Richard Schaedel, arqueólogos norteamericanos, señalaron la presencia de estructuras arquitectónicas definidas.
En 1979 el Arq. Carlos Williams y el arqueólogo Francisco Merino por encargo del Instituto Nacional de Cultura presentaron el Inventario, Catastro y Delimitación del Patrimonio Arqueológico del Valle de Supe describiendo 98 centros ceremoniales y recintos.
En 1979 Federic A.Engel de CIZA, Universidad Nacional Agraria la Molina, estudió el área de Caral (antiguamente denominada Chupacigarro) reconociendo anfiteatros y recintos subterráneos o kiwas con monolitos de tres metros de alto pigmentados de rojo. En el año 2010 Luis A. Marroquín presenta la Tesis de Maestría en Arquitectura titulada Caral: Aproximaciones al orden primigenio Urbanismo mítico-astronómico en la Organización Espacial del Complejo de Caral – Supe.
Transición del Pleistoceno al Holoceno y el desarrollo cultural de los pueblos indígenas prístinos en la costa peruana
Para la geografía física la costa peruana considerada como uno de los lugares más áridos del planeta atrajo la atención de investigadores que lograron descubrir ocupaciones en aldeas de pescadores, horticultores desde hace más de 12 mil años.
Las primeras evidencias las describe el padre Pedro Villar Córdova en su tratado de “Arqueología del departamento de Lima” 1921. Edward Lanningen Chivateros (boca del río Chillón Callao) encontró un taller lítico. Junius Birden en la aldea pre cerámica de Waka – Prieta (Valle Chicama) halló el primer cóndor dibujado en un tejido y el más antiguo mate burilado.
Josefina Ramos de Cox y Mercedes Cárdenas Martín de la Universidad Católica del Perú a quienes las conocí hurgando los arenales de Lurín y Atocongo. Federic Andre Engel descubrió aldeas que habitaron en el holoceno entre los 10 mil y los 7 mil años antes del presente destacando la presencia de horticultores en Santo Domingo (Paracas), Quilmaná en Cerro Azul, Quipa en Chilca. Peter Fuchs en Sechin Bajo (Valle de Casma) en Ancash descubrió una plaza circular de 10 m. de diámetro del periodo arcaico tardío con un fechado de 3500 años a.C.
Por otro lado, según CIZA 1982, en “Lomas Negras” entre Ancón y el río Chillón encontraron un taller lítico (cercano a Chivateros de Lanning) donde los indígenas prístinos trabajaron piezas con un sedimento más duro, más fino y ortoclásico que pesaba entre 0.4 y 2.5 kilos: serruchos, muescas, raspadores todos astillados bifaciales con datación obtenida de 8,560 + 170 años a.p.
El CIZA también halló en las Lomas de Tayta Laines en la margen norte del río Supe basurales con una edad de 9,000 años a.p. David K. Keefer, arqueólogo norteamericano descubrió cerca de Ilo, Moquegua, el poblador de Tacahuay con una antigüedad de 11 mil años a.C.
Ruth Shady dijo que el desarrollo cultural del pre cerámico en la costa peruana concluyó con el establecimiento de la Ciudad Sagrada de Caral en los términos que de un conjunto de elementos culturales evolucionaron en base a la integración del conocimiento de la recolección, la horticultura, la caza, la pesca en los sitios de predominancia desértica.
También expresó que ocupantes del valle de Supe no solamente basaron su economía en la horticultura y agricultura sino en los recursos que generaban el mar, los ríos y su vegetación y la vegetación de lomas. También el intercambio con los pueblos de la región quechua y puna a 4200 de altitud y la relación con los pueblos vecinos hacia el sur y norte contribuyeron a mantener un contacto religioso político y cultural permanente.
Aunque no soy entusiasta en usar la categoría de civilización para describir esta manifestación cultural, Ruth Shady define al complejo de Caral como una sociedad que ha alcanzado un nivel de desarrollo expresado en un amplio manejo espacial con un Estado fuertemente estratificado e inmerso en el campo mágico religioso.
La clase dominante entre curacas y sacerdotes no producían físicamente pues se dedicaban a actividades astronómicas, al diseño hidráulico, a los cálculos astronómicos para el calendario agrícola en base al sistema de los quipus y administraban justicia. El otro grupo eran los pescadores, agricultores, constructores y especialistas en el tejido, la música y la artesanía. No hay señas de armas o ejercicios violentos de sumisión a otros grupos u otros elementos disuasivos.
Hallazgos del pre cerámico pueden descifrar la morfogénesis y las anomalías climáticas en la costa peruana
La contribución de los descubrimientos de la arqueología y de la antropología en el desarrollo de los pueblos indígenas que se establecieron en el Pleistoceno tardío 12 y 13 mil años a.p. al inicio del holoceno desde 11 mil años a.p. constituyen importantes reportes para la geografía física tanto en el estudio del cambio climático en la costa peruana como en la fachada occidental de los andes y los cambios ocurridos durante este lapso en la marcha de la corriente peruana, el nivel del mar, la formación de los humedales alto andinos y costeros y las dunas del litoral tanto así como la evolución de la vegetación de Lomas.
De otro lado se puede cuantificar los tipos de acumulación de conglomerados de los procesos torrenciales y fluviales y la formación de glacis de acumulación y de erosión como el impacto del fenómeno El Niño y la Niña. Por lo tanto los trabajos realizados en búsqueda de los horizontes prístinos de los pueblos indígenas en los últimos doce mil años nos puede dar luces para descifrar el cambio climático de la transición del pleistoceno al holoceno como el recurrente cambio climático que es estrictamente antropogénico.
El manejo prístino de la seguridad alimentaria de los pueblos indígenas como contribución a la humanidad
La presencia de frijoles (Phaseolusvulgaris), pallares (Phaseoluslunatus), achiote (Bixa Orellana), yam o jimima (Pachyrhizuserosus) y la calabaza aunadas a los recursos de caza y pesca marina constituyeron no solamente piezas fundamentales en la dieta permanente sino también la respuesta diversa frente a la presencia dramática de anomalías térmicas y pluviométricas del fenómeno El Niño.
Las fuentes más importantes provenían del mar a unos 30 km. de Caral, de la formación ribereña del río Supe, la formación del matorral desértico en el valle medio y la vegetación de lomas que albergaban más de mil especies de fanerógamas útiles para la alimentación y las medicinas durante el periodo de neblinas costeras, además de la caza de guanacos y venados entre otros.
Por otro lado, los humedales costeños, fuente importante de flora y fauna silvestre y de agua fresca, han sido importantes medios de supervivencia. Evidentemente, que para mantener una población en el valle de más de 25 mil personas se requería un amplio conocimiento de los recursos de la zona como también una innovación constante en las técnicas para el aprovechamiento de los mismos.
La tarea de la selección genética de la familia cucurbitáceas o calabazas y de las fabáceas del género Phaseolus tanto como los frijoles y los pallares en zonas geográfica superáridas corresponden a un invalorable logro para la humanidad ahora que la provisión de agua fresca se agota por efectos del cambio climático. También hay que referirse al algodón, camote, ajíes y las plantas silvestres de la Vegetación de Lomas como las begonias y los frutos como el mito (Caricasp) entre otros.
Estudios genéticos recientes de frijoles y pallares y otros como la jícama y la calabaza determinan propiedades absolutamente beneficiosas no solamente para la dieta nutricional sino para la prevención de neoplasias y otras enfermedades. De ochenta especies de frijoles solamente fueron mejoradas genéticamente cuatro que fueron base para decenas de variedades, y si agregamos que estas fabáceas o leguminosas contribuyen a nitrogenar el suelo con el trabajo simbiótico de la bacteria Rhizobiumsp, el ciclo del manejo horticultor en el desierto fue completo dos mil años antes de la llegada de la papa y del maíz.
La Ciudad Sagrada de Caral Patrimonio Cultural de la Humanidad con valor universal excepcional, aprobada por el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco el 28 de junio 2009.
Uno de los resultados destacables de Rudy Shady y su equipo fue cuando el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco el 28 de junio 2009, declaró a la Ciudad Sagrada de Caral como Patrimonio Cultural de la Humanidad con valor universal excepcional constituyéndose como undécimo sitio del Perú en la lista patrimonial mundial.
Gracias al Convenio sobre Pueblos Indígenas N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de 2007 se revalorizan y reconocen tanto la propiedad intelectual y material de los recintos sagrados como las tierras, territorios ancestrales y los recursos naturales tanto así como los monumentos, recintos, y otras formas de tradiciones orales, jeroglíficas, escritas, musicales e espirituales.
Por otro lado la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, Unesco1972, el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), firmado en mayo de 1992 y entrado en vigor en 1993 pueden ser invocados entre otros como tratados vinculantes u obligatorios para todos los estados en la preservación y protección de los derechos de los bienes materiales y espirituales de los pueblos indígenas.
La maestría prístina de los pueblos indígenas en la arquitectura y en el manejo del territorio
La planificación urbana en concomitancia con los recursos del área se determinan en el uso de áreas no cultivadas para la infraestructura, como la disposición de los recursos de agua y desperdicios fueron desarrollados con los conceptos modernos del tráfico, la funcionabilidad y el arte sin dejar de lado el aspecto sagrado de los recintos. El diseño arquitectónico estuvo basado además en un modelo espacial relacionado por las posiciones astronómicas y relativas al fuego, al agua y al calendario agrícola.
Ruth Shady reporta la sorpresa de ingenieros civiles y arquitectos acerca de la conservación de las edificaciones frente a la zona altamente sísmica y prácticamente las unidades estructurales han sido poco afectadas porque se aplicaron disposiciones contra esfuerzos cortantes en las esquinas de los muros.
Especialistas japoneses han verificado in situ las ventajas del sistema constructivo frente a la aceleración y trepidación sísmica. Las unidades monumentales de Caral denotan un diseño sin precedentes teniendo en cuenta la antigüedad de cinco mil años. El conjunto encaja perfectamente en las concepciones mágico religiosas aliadas con los conocimientos astronómicos y los periodos de siembra y cosecha.
Shady dice que la estructura trapezoidal de las puertas como los huancas u observatorios solares y las hornacinas se muestran tanto en Kotosh como en la arquitectura Inca. Los instrumentos de música como la quena de hueso hallada en Paracas hace 7 mil años, se encuentran en distintas variedades y mejoradas en Caral. De igual manera un quipu de Caral de hace 5 mil años alcanza su máximo desarrollo y uso en el periodo quechua o incaico.
Carlos Radicati di Primeglio de la Universidad de San Marcos, Gary Urton y Carrie Brezine de la Universidad de Harvard entre otros han analizado los quipus y han concluido que a través de ellos los gobernantes tenían el control administrativo de la producción y la ocupación de cada trabajador como el inventario general y han expresado que utilizaron un sistema binario de información fonológica y logográfica.
El descubrimiento en Caral del quipu milenario enaltece la importancia cultural de los pueblos indígenas prístinos por que no era posible una capacidad diseñadora y constructiva como Caral, Sechín bajo o Aldas sin contar con planos, maquetas, y almacenamiento de los datos topográficos y astronómicos y lo concerniente al sostenimiento del personal ocupado en la construcción civil.
El trabajo de Ruth Shady y su equipo de profesionales en la Ciudad Sagrada de Caral enaltecen la historia y la dignidad de los pueblos indígenas. Sin embargo los invasores coloniales y neocoloniales prosiguen con la malévola política de considerar a los pueblos indígenas carentes de esta riqueza espiritual, técnica y científica en el manejo de los territorios desde el final del pleistoceno hace 12 mil años, pasando por Tacahuay, Guitarrero, Paccaicasa, Nanchoc, Paracas, Caral y Sechín bajo, entre otros, hasta nuestros días.
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* Miguel Ibáñez Sánchez es profesor principal de la Universidad Nacional Mayor San Marcos y miembro del Comité ONG de la Década de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas.