Rafael Romero

Está fuera de toda discusión el apoyo que merecen los niños del Hogar Clínica San Juan de Dios (HCSJD). Pero con igual razón tampoco debería permitirse usar a los niños para promover mediáticamente una candidatura presidencial; menos aún que el “hermano” de un grupo religioso se afane tanto en organizar Teletones usufructuando una marca que no le pertenece, y más aún cuando los fondos ya no llegan al HCSJD sino a una Fundación de Isidro Vásquez y de algunos de sus familiares.

Recordemos que, previo permiso del dueño de la marca, Ricardo Belmont, la Teletón 2008 estuvo liderada por el presidente Alan García, logrando la recaudación de S/. 10’500,000 y señalando el entonces el ex jefe de Estado que el monto había superado con creces las necesidades presupuestales de un año y que había recursos hasta el 2011. Sin embargo, en el 2009, Isidro Vásquez se apuró a hacer otra Teletón, lo que motivó cierta incomodidad del entonces primer mandatario aprista. Ahora, mientras  esto ocurría, en el ínterin se producía un sostenido desmantelamiento de la labor social del HCSJD, así como una pérdida de la mística entre los galenos y enfermeros, desmotivados acaso por lo que ya ocurría dentro de esta entidad.

Asimismo, los trabajadores auxiliares, los administrativos y el personal de mantenimiento protestaban en esos años por los abusos laborales, al punto de presentar denuncias penales contra Isidro porque habría simulado “emergencias económicas” con el objetivo de despedir al personal sindicalizado, lo que obviamente va contra leyes y tratados internacionales. Y por si fuera poco, el año 2009 en Indecopi, y quizá con cierta ayudita, se inscribía la Fundación Teletón sin pedir la autorización de RBC por el uso del nombre, consumándose así un despojo. De modo que para los trabajadores, Isidro representa la intolerancia y la obsesión por la buena vida; y para la gente más pobre, es sinónimo de insensibilidad. De otro lado, hoy un sector de la opinión pública considera que la Teletón 2012 se ha politizado, mercantilizado y deshumanizado.

Por tanto, es lamentable que Isidro Vásquez permanezca en su capullo de silencios y prefiera mirar a los ciudadanos con soberbia, incumpliendo los derechos de los trabajadores y la mejora de la atención médica. Sin duda ya no estamos frente al HCSJD de antaño, sino a una suerte de entidad privatizada a favor de Vásquez y del marketing de un puñado de empresas chilenas, que solo han contribuido a robarle a la Teletón ese sello peruano que le dio toda una aureola de humanidad, y que siempre la caracterizó junto a RBC. Señores, la Iglesia podría respondernos quién es Isidro Vásquez Zamora.