Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)
Gabriela León Velarde Ruiz Huidobro es la única mujer y la primera representante de nuestro país cuya entrega cultural se presenta en la Santa Sede. Con ocasión de celebrarse la canonización del beato San Juan Masías (Badajoz, 1585 – Lima, 1645), el 28 de setiembre de 1975, el Vaticano convocó un concurso internacional con la finalidad de simbolizar la imagen del santo español en la edición de un libro conmemorativo. Participaron cuatro pintores españoles y nuestra compatriota que entonces residía en Roma.
El jurado de críticos de arte designó las doce pinturas de León Velarde para ilustrar la publicación. A solicitud del Vaticano sus originales se exhiben en su museo, habiéndose convertido en la única mujer que está simbolizada en la sede papal. Este trascendente suceso motivó los homenajes del Senado de la República (1988) y de la Cámara de Diputados (1989), en reconocimiento a su “fecunda y encomiable labor pictórica y docente desarrollada durante más de 30 años”.
Nacida en Arequipa, proviene de una familia comprometida con la historia del país. Hija de Máximo León Velarde y Marisabel Ruiz Huidobro Calero. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes (Lima), en donde fue alumna de José Gutiérrez Infanta, Alejandro González Trujillo, Sabino Springett y Manuel Ugarte Eléspuru, de quienes recibió notable influencia. En 1967, obtiene una beca del Instituto de Cultura Hispánica Gregorio Marañón para estudiar arte y pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). También, siguió cursos de especialización en cerámica, restauración de cuadros, técnicas turísticas, entre otros.
Su trabajo se ha caracterizado por su tendencia clásica y subrealista-abstracta. A lo largo de su trayectoria su fuente de inspiración ha sido el mar, los paisajes submarinos y el cielo, para transmitir un concepto diferente y singular de belleza, vinculado con la búsqueda de paz espiritual. La forma del alma a través del retrato es una parte sustantiva de su producción, que se encuentra en colecciones particulares de los diferentes países del mundo que ha recorrido durante nueve años (1967 – 1976).
Ha realizado numerosas exhibiciones individuales. Entre ellas deseamos resaltar la efectuada en el Ufficio Central Studenti di Italia (1971), en donde vivió varios años. Allí recibió el apoyo y aliento entusiasta de su director, el monseñor Remigio Musaragno, para concretar sus primeras y exitosas exposiciones. También, ha efectuado presentaciones en el Centro di Azione Latina (Roma, 1975).
En la capital italiana empieza una intensa vinculación amical con algunos interesantes peruanos. Como el prestigioso y recordado escultor Joaquín Roca Rey y joven político e intelectual Carlos Roca Cáceres. Igualmente, durante su permanencia en Europa entabla amistad con los tenores Luis Alva y Enrique Palacios.
Pintora, maestra, artista solidaria, enamorada de Italia y con notables brillos, León Velarde considera que “el arte debe estar al alcance del común de las gentes. Es una forma de sensibilizar, educar e influir positivamente en la conciencia de nuestros semejantes y así podremos construir una sociedad más humana y justa. El Estado debe crear mecanismos para hacer de la cultura una actividad inmersa en la agenda social del país”.
Gabriela, a través de su trabajo, intenta volcar la inspiración de una peruana intensamente identificada con causas sociales dignas de cultivar en la conciencia colectiva de una sociedad como la nuestra, tan llena de indiferencias, apatías y debilidades. Un ejemplo de grandeza que debiéramos recoger e imitar.
(*) Docente, consultor en organización de eventos, protocolo, imagen profesional y etiqueta social. http://wperezruiz.blogspot.com/