Por Jaime Salinas
De todas las deficiencias que viene demostrando este gobierno, por la evidente falta de preparación y decisión de Ollanta Humala en varios campos del quehacer nacional, la que más preocupa es la terrible debacle que vienen sufriendo las mujeres y hombres de uniforme de nuestras FF AA y PNP que caen abatidos o gravemente heridos todos los meses por las acciones del narcoterrorismo. Ya son más de 20 los muertos y heridos en 15 meses. Más de uno al mes.
Hace unas semanas publiqué en esta columna un artículo al respecto solicitando al Gobierno ponerle mayor énfasis a este tema, pues aquí no se trata de reservas internacionales o crecimiento económico, sino de vidas humanas perdidas, irrecuperables, que dejan huérfanos y familias destruidas por la permanente equivocación del Ejecutivo en el manejo del tema. Nuestros militares y policías son peruanos valientes y comprometidos con su entrega al país, por lo que merecen mayor respaldo.
La gran paradoja es que Ollanta es un oficial en retiro que hasta hace poco sirvió en zonas de emergencia y debería conocer (como lo dijimos antes) de primera mano los problemas por los que pasan las fuerzas del orden para luchar con efectividad y seguridad contra estos asesinos. Sin embargo, la falta de una estrategia conjunta, la escasa visión del asunto y el pésimo sistema de inteligencia que tenemos permiten que estos delincuentes sigan matando a sus anchas y tengamos noticias que lamentar todos los meses. Es hora de dejarse de hacer politiquería y convocar a los mejores para conducir la defensa nacional antes que esto se expanda a niveles a los que nadie quiere volver. La Razón.