fujirata9Por Herbert Mujica Rojas

Un primer memorándum no fue acatado por el Ejército y había sido enviado por Alberto Fujimori al ministro de Defensa, fechado el 25 de junio de 1991, pide se recompense a los tenientes coroneles Fernando Rodríguez Zabaldescoa, Roberto Paucar Carbajal, Luis Cubas Portal y Alberto Pinto Cárdenas; al mayor Roberto Huamán Azcurra; a los capitanes Santiago Martin Rivas, Carlos Pichilingue Guevara y Ronald Robles Córdova; y al técnico de tercera Marcos Flores Alván por haber prestado "eficientes servicios en materia de seguridad nacional y defensa de altos valores de la democracia, trabajos que son de gran utilidad para el Sistema de Inteligencia Nacional". Esta información fue publicada en Caretas.

 

En otro memorándum (y esta vez imponiendo su jefatura suprema de las Fuerzas Armadas), también firmado por Kenya Fujimori y fechado el 30 de julio, éste "ya no sólo pide recompensa para sus recomendados, dispone que todos ellos sean considerados en los ascensos que tendrán lugar a fines de año por "haber participado en exitosas Operaciones Especiales de Inteligencia que han posibilitado significativos avances en la lucha contrasubversiva". Este documento fue publicado en Oiga.

Nótense los nombres de quiénes eran promocionados cariñosa e íntimamente por Fujimori y se descubrirá a viejos y arteros conocidos como Santiago Martin Rivas que hoy pide hablar sólo ante "una Comision de la Verdad". El criminal pone hoy condiciones y hasta donde se sabía el lugar de estos es la cárcel y nada más.

En una hoja de recomendación No. 003 CP-JAPE 1b, de fecha 10 de agosto de 1991, firmada por el general Alfonso Robledo del Aguila, entonces jefe del Comando de Personal de Ejército (COPERE) y que está dirigida al comandante general del Ejército Pedro Villanueva (antecesor de Hermoza Ríos), sostiene Robledo que los ascensos pedidos por Fujimori proceden por "representar una recompensa a una acción de gran trascendencia nacional con relación a la participación del Ejército EN LAS

UNIVERSIDADES DEL PAIS".

Dice Oiga: "Por fin se cierra el círculo: los militares premiados por Fujimori han prestado "eficientes servicios en materia de seguridad nacional y defensa de altos valores de la democracia", posibilitando"significativos avances en la lucha contrasubversiva" por parte del Ejército "en las universidades del país".

El general Julio Salazar Monroe, jefe del SIN, contestó a un interrogatorio de la parlamentaria Gloria Helfer y sostuvo que sus subordinados habían confeccionado un "manual de cómo era la doctrina de Sendero Luminoso".

 Con indignación y extrema curiosidad Oiga se pregunta: ¿Ascensos para nueve militares por hacer un simple manual de "cómo era la doctrina de Sendero Luminoso? Evidentemente, las declaraciones del general Salazar Monroe están dirigidas a librar a elementos del SIN en la participación de matanzas como las de Huancayo y de.... Barrios Altos, así como las desapariciones de un profesor y nueve estudiantes de La Cantuta."

Quiere decir que a muy temprana perspectiva como era 1991, Oiga y Caretas empeñaban un pundonor periodístico de primera línea para develar las acciones letales y de aniquilamiento que llevaba a cabo el Grupo Colina, el mismo entre cuyos integrantes se encontraban hombres ascendidos por petición expresa de Kenya Fujimori. En buen romance: ¡el escuadrón de la muerte era dirigido, protegido y alimentado por Alberto

Fujimori Fujimori! ¿Hay dudas sobre el particular?

Relata Oiga: ¿Qué hechos vinculados con las universidades ocurrieron hasta el 21 de junio de 1991 -fecha en que Fujimori pide premios para sus nueve protagonistas del SIN- que también tuvieran que ver con la lucha antisubversiva librada por el Ejército? Los archivos de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, como el Instituto de Defensa Legal (IDL), contienen una escalofriante relación de casos en

los que aparecen involucrados, siempre como víctimas, estudiantes universitarios, casos ocurridos mayormente en Huancayo y, con menor incidencia, en Lima:

-El 13 de abril de 11, en las afueras de la ciudad de Huancayo es hallado muerto un estudiante de contabilidad de la Universidad del Centro, cuyo concuñado, Pablo Vilcahuamán, fue abatido anteriomente por el Ejército por su presunta vinculación con elementos terroristas.

-El 11 de marzo, cerca del puente Stuart, en el río Mantaro, son hallados tres cadáveres. Uno es identificado como David Chuquiyaqui, estudiante universitario que había sido secuestrado el 27 del mes anterior en el caserío de Pallum. Los tres presentaban huellas de haber sido torturados.

-El 25 de marzo la Fiscalía Provincial de Huancayo informa que entre el 3 de diciembre de 1990 y esa fecha había recibido 61 denuncias de desapariciones, la mayoría de estudiantes universitarios. Hubo un intento de reacción por parte de las autoridades huancaínas y la opinión pública, pero fueron silenciados de una u otra forma.

-24 de mayo aparecen en Huancayo los cadáveres de dos jóvenes, baleados y torturados; las autoridades no dan más información. Paralelamente, en Lima las "acciones" contra estudiantes universitarios o personas vinculadas a ellos, se desarrollaron, aunque con menor intensidad.

-En febrero, Raúl Camilo Chávez, estudiante de La Cantuta, denunció por haber permanecido secuestrado por 15 días, en manos de presuntos paramilitares, dijo que había sido torturado e interrogado por sus captores acerca de la filiación de estudiantes y profesores de esa universidad.

-El 15 de marzo el abogado Augusto Zúñiga, pierde un brazo y salva la vida milagrosamente, luego que un sobre-bomba estallara en sus manos. Zúñiga culpó a elementos de la Policía Nacional que trataban de impedir que siguiera averiguando sobre la desaparición del estudiante universitario Ernesto Castillo Páez, ocurrida el año anterior.

-El 31 de marzo desaparece el estudiante de la Universidad Católica Miguel Angel Crispín Prado. Hasta fines de abril no había reaparecido.

-24 de mayo, cuando regresaba a su domicilio en Villa El Salvador, el estudiante Raúl Santiago Martínez fue agredido por un grupo de desconocidos que lo dejaron al borde de la muerte. No le robaron nada. Se especuló que había sido una acción paramilitar.

¿Queda alguna duda? ¿Es que Fujimori podría haber sido ajeno a militares para quienes demandaba ascensos y recompensas económicas? ¡De ninguna manera! El tiempo, maestro sublime, ha confirmado que estos equipos de aniquilamiento tenían participación directa en cuanta acción letal hubiese. Por ejemplo, las declaraciones recientísimas del sicario Santiago Martin Rivas así lo confirman.

¡Fujimori era el protector del Grupo Colina!

*Liberación, dirigido entonces por César Hildebrandt.Liberación*, 24-5-2001
http://www.voltairenet.org/article169431.html