fujirata6Por Guillermo Olivera Díaz*

Preocupante denuncia pública: ¡Las 2 horas que duró mi extensa declaración, en el interior de la 55ª. Fiscalía Provincial Penal de Lima (sétimo piso, edificio ministerio público), ¡un presunto matón estuvo afuera!, apostado a un metro de distancia de su puerta principal, leyendo fijamente un periódico, aparentemente con los ojos clavados al piso y llamando por celular a no sé quién para informarle que yo seguía dentro del despacho fiscal, prestando mi declaración! (este dato solo sirve a malhechores que acechan con protervia a su víctima).

 

Como corresponde a mi obligación ciudadana llegué a las 10 am, hora exacta, a prestar mi declaración indagatoria en el caso que se ventila en la citada fiscalía contra César Nakazaki, Alberto Fujimori, entre otros, por los delitos de fraude procesal, falsedad genérica y encubrimiento personal agravado, con motivo del trámite fraudulento de indulto humanitario al exmandatario Fujimori.

Al ingresar a la citada fiscalía noté que, afuera, a un metro de la puerta estaba apostado un sujeto fornido, desconocido, con cara de no buenos amigos, más bien de tez trigueña oscura, leyendo un periódico. No le presté ninguna atención; no habían otras personas a su lado.

A las 12 del día, había culminado mi declaración, salí presuroso del despacho fiscal y en el mismo lugar cercano a la puerta seguía apostado el sujeto, leyendo su periódico. De nuevo no le presté ninguna atención, tal cual nada era conmigo.

Empero, estando en el exterior del primer piso del edificio del ministerio público, un miembro del grupo amical acompañante: Jesús Mejía Tapia, que también vela por mi seguridad, me informó que tal sujeto había estado en el mismo lugar, durante las 2 horas que duró mi declaración, siempre leyendo el periódico y que en cierto momento lo vio que llamó por su celular y pudo escuchar que informó a alguien que yo estaba en el interior prestando mi declaración. No pudo oír nada más, porque el sujeto giró obviamente para no ser escuchado.

¡A un metro de la puerta de la 55ª. fiscalía no es sitio adecuado para leer periódico durante 02 horas; tampoco para llamar por celular e informar que GUILLERMO OLIVERA DÍAZ estaba dentro prestando su declaración y todo lo demás que no pudo ser escuchado!

Los hechos antes narrados me convencen de lo siguiente: ¡a la parte contraria asiste el peor designio contra mí!

Responsabilizo, por ende, a los denunciados: Alberto Fujimori Fujimori y César Nakazaki Servigón, así como a Keiko Fujimori Higuchi, por ser la más cercana a este caso y también sospechosa, de contratar sicarios o sujetos desconocidos para seguirme, hacer reglaje, esperarme dos horas mientras declaro ante una fiscalía, aparentar que leen un periódico y llamar por celular para informar que sigo dentro, todo lo cual no lo hace un solo malandrín, sino varios, menos sin pago alguno o gratuitamente.

¿A quiénes informaba este sujeto, para qué y por cuánto, que yo seguía dentro de la fiscalía?

Si hubiese sido informado con oportunidad en aquel sétimo piso, habríamos intervenido al sujeto, y con la policía que sirve en la fiscalía, se sabría ya su identidad, el número del celular que portaba, las llamadas que hizo y a quiénes, en qué equipo malandrín juega y por cuenta de quién ejerce el sicariato. ¡Otro habría sido el curso del iter criminis que monta la parte contraria!


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