Por Gustavo Espinoza M. (*)
Confirmando el carácter absolutamente irracional de la ofensiva de la Mafia desplegada en todos los frentes contra el pueblo, una sorprendente y nueva “mayoría parlamentaria” aprobó la noche del jueves 15, sancionar con 90 días de suspensión funcional al congresista Javier Diez Canseco Cisneros por un presunto —y nunca fundamentado— “conflicto de intereses” entre un proyecto de ley que éste presentara, y las acciones que tuvieran familiares cercanos a él en una empresa privada peruana.
53 votos a favor de la sanción, 31 en contra y 8 abstenciones marcaron una extraña coincidencia en la que convergieron desde congresistas del fujimorismo hasta parlamentarios del Partido Nacionalista, pasando otras fuerzas de la reacción.
En este caso se sumaron a la troupé punitiva parlamentarios del gobierno que buscaron castigarlo —quizá— porque abandonó las filas del oficialismo hace algunos meses; congresistas del grupo denominado “Reflexión Democrática”, que no es sino la bancada parlamentaria de las empresas mineras creado y solventado por Yanacocha de Roque Benavides en el más burdo “conflicto de intereses” conocido en la historia republicana, y la banda fujimorista que con sus “votos disciplinados” tuvo aquí un desempeño decisivo..
El tema fue planteado ya hace algunos meses con todos los visos de un escándalo periodístico por el diario “Correo” y fue considerado, desde un inicio, como la expresión del odio que su director alienta cotidianamente contra el congresista sancionado, y todo lo que huela a progresistas o avanzado. La acusación, falsa y burda, fue rápidamente recusada tanto por el afectado como por los expertos consultados en el manejo de Bolsa y Acciones, pero ella continuó hasta convertirse en una denuncia ante la Comisión de Etica del Congreso de la República, donde se estuvo ventilando varias semanas.
El trámite de este debate fue ciertamente irregular, y además, inédito. De 7 miembros de la Comisión, solo 3 presentaron un informa acusatorio que, por lo demás, fue cambiado hasta quedar como un documento suscrito por uno solo de los integrantes del grupo de trabajo. Este -el fujimorista Juan José Díaz Dios- sustentó el caso ante el Pleno y sin contar con informe legal alguno logró la adhesión mayoritaria de los parlamentarios allí reunidos. El Informe Técnico que preparó la comisión eximió de culpa al investigado, y el propio Presidente de la misma tomó clara distancia en el caso.
Ante el pleno del Congreso, el afectado hizo una contundente réplica y no dejó punto alguno en pie como argumento contra él. Demolió con la verdad en la mano cada uno de los “cargos” que le fueran imputados; y demostró la inconsistencia total de la acusación. Su defensa fue tan sólida que incluso parlamentarios de Derecha, pero de reconocida solvencia ética como Javier Bedoya de Vivanco y Juan Carlos Eguren, se sumaron a su fundamentación. Pesó más, sin embargo, el odio de sus adversarios; y Diez Canseco vio, finalmente, cómo le pasaron la factura.
¿Qué castigaron los congresistas reunidos así en su colega de bancada? O dicho de otra manera ¿Qué factores se sumaron para que fuera posible una coincidencia tan extraña entre grupos parlamentarios formalmente contrarios en los más diversos temas? ¿Por qué se juntó contra Diez Canseco esta sorprendente adición de voluntades punitivas si el caso en debate era realmente absolutamente claro?
Como el mefistofélico doctor Fausto en su laboratorio lleno de redomas y matraces, Díaz Dios logró sumar perro, pericote y gato, asentando su fuerza en el lomo de una conjura ultraderechista en extremo peligrosa, detrás de la cual, sin ninguna duda, se movieron desde un odio irracional hasta los hilos del maccartismo más desenfrenado y el perceptible trabajo de los servicios yanquis.
Si 21 miembros de la “bancada nacionalista” se sumaron al voto punitivo, eso podría atribuirse a una disposición “superior”, pero no por ello deja de ser un grueso error que el propio gobierno habrá de lamentar luego. Una decisión de ese corte puede aplacar venganzas transitorias, pero generará problemas de otro orden, sin ninguna duda.
A Javier Diez Canseco, realmente, lo detestan porque como bien dijo José Carlos Mariátegui aludiendo a Valdelomar “en el Perú es necesario ser absolutamente mediocre para no ser detestado. El talento causa miedo, y por ende, reacción”.
Pero lo sancionan, además, por razones altamente sensibles. Veamos:
Porque quieren impedir que ejerza su función parlamentaria como un insobornable congresista que denuncia y combate con firmeza en los más diversos campos contra la iniquidad y la injusticia;
Porque denunció siempre la corrupción en todas sus modalidades y formas, y puso incluso tras las rejas a importantes tagarotes de la clase dominante comprometidos en delitos contra la administración de justicia y el patrimonio del Estado.
Porque llevó al banquillo de los acusados tanto a la Mafia fujimorista como a los ministros y colaboradores del Presidente García, el inepto y corrupto cogollo aprista que tanto daño hizo al país.
Porque desenmascaró y probó a lo largo de muchos años los crímenes contra el pueblo y las violaciones a los Derechos Humanos, que se consumaron sobre todo en los “años de violencia” en las dos últimas décadas del siglo pasado, pero que perviven hasta hoy en la vida de los peruanos.
Porque es una voz calificada que se identifica con los requerimientos de la población, con las necesidades de las grandes mayorías y con las luchas de los trabajadores y de los pueblos en demanda de libertad y de justicia.
Porque es una piedra en el zapato de los poderosos, a los que dificulta la aplicación de sus planes contra el pueblo, poniendo en evidencia la rapacidad de sus políticas y sus aviesas intenciones de los poderosos que se sienten los dueños del país.
Porque obstaculiza la aplicación de los planes de la reacción en los más diversos niveles de la gestión pública, llamando la atención del país respecto de las maniobras sediciosas de la reacción.
Porque quieren impedir que ejerza su función como Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso y pretenden que ellas sean asumidas por Lourdes Alcorta Vice Presidente de este grupo de trabajo, lo cual luce inverosímil toda vez que las presidencias de comisiones corresponden no a personas, sino a Partidos. Y Relaciones Exteriores no le tocó nunca a la facción que hoy anhela capturarla.
Ella piensa que de esa manera, debilita la defensa parlamentaria de la política exterior del gobierno peruano, que mira con innegable simpatía -cuando no con envidia- el proceso liberador de América Latina, que se bate en condiciones adversas contra la acción dominadora del Imperio; y está segura que debilita, de paso, al Canciller Rafael Roncagliolo al que no le perdonará jamás el impulso de una política exterior independiente y soberana.
Además, a Diez Canseco lo sancionan porque así castiga a quien tuvo siempre una conducta solidaria con Cuba e hizo posible que en la sede del Congreso de la República, se hagan actos de apoyo a ese país hermano, en la lucha contra el bloqueo yanqui y en demanda de la libertad de los 5 antiterroristas encarcelados desde hace 14 años en los Estados Unidos.
Porque lo consideran amigo de Chávez, de Correa, de Evo, y de los gobiernos de Brasil, Argentina y Nicaragua, a los que detestan por encarnar en esta circunstancia la dignidad de América y mostrar un camino nuevo y liberador para nuestros pueblos y naciones.
En otras palabras, porque piensan que sancionando a Diez Canseco podrán acallar a todos los que tienen un criterio diferente y no se alinean con los odios maccartistas y demenciales de la reacción más negra, que ha celebrado con alborozo la votación de ayer.
Pasarle la factura a Diez Canseco puede resultarle fácil y útil a la reacción en una coyuntura concreta, pero será una nueva fuente de rechazo popular a las iniquidades de una clase dominante, cada vez más envilecida y asustada.
(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe