mexico batalla 5 mayo 1862Por Eduardo Bueno León*
 
No se puede entender el pensamiento hayadelatorreano y sus herejías con el pensamiento marxista-leninista ortodoxo impulsado por la URSS stalinista, sin considerar el impacto e influencia de la revolución mexicana, en su fase insurgente (1910-1917).

La revolución mexicana cambió el enfoque del pensamiento revolucionario mundial. El sujeto revolucionario dejó de ser monopolizada por la clase obrera y se construyó un nuevo sujeto : El pueblo y su base pluriclasista.
 
El anarquismo formó la base obrera en el continente, impulsó el sindicalismo clasista, y participó en la revolución. Las clases medias politizadas construyeron el radicalismo en el cono sur y levantaron un programa reformista que influyó también en la revolución mexicana. El nacionalismo antimperialista de Martí, de Haya de la Torre, de Sandino, de Manuel Ugarte y de José Ingenieros, aportaron en las orientaciones de la revolución. Estos ideólogos vivieron en carne propia los abusos de las grandes empresas extractivistas y la política "del garrote" de los norteamericanos (invasiones e intervencionismo).
 
En ese sentido la revolución fue un crisol de tendencias y procesos que demostró el agotamiento y periclitaje del viejo Estado Oligárquico en América Latina. Fue un esfuerzo por reorientar la modernidad consolidando el Estado nacional, popular y democrático. Su expresión institucional fue la Constitución de 1917 y la doctrina del constitucionalismo social que inspirará los grandes proyectos reformistas del siglo XX: agrarismo, obrerismo, indigenismo, laicismo, gratuidad y obligatoriedad de la educación, legislación pro obrera, alianza estado-empresarios, nacionalismo económico para construir mercado interno, seguridad social, vivienda popular, sanidad pública, infraestructuras con sentido público y social.
 
En México la revolución, tuvo un destino contradictorio. Después de 1917, hubo etapas jacobinas anticlericales, etapas de fuerte nacionalismo y reformismo social, etapas de una política exterior independiente y latinoamericanista, etapas corporativas autoritarias, etapas cleptocráticas, y etapas de violencia institucional, pero ya sea orientándose a la izquierda o hacia la derecha, los gobiernos pos revolucionarios, fueron fieles al ideario nacionalista de la Constitución. Todo ello cambió a partir de 1989, cuando el presidente Salinas anunció el fin de la revolución y el comienzo de la "modernización". Se cambió de modelo económico, se reformó la Constitución y se limitó el alcance social y nacionalista de la misma. Pero se mantuvieron los aspectos corporativos y autoritarios, reproduciéndose, la cleptocracia de un aparato estatal clientelar antidemocrático.
 
La transición y la alternancia, se redujeron a reformas electorales y gestiones democráticas que no pudieron erradicar los males estructurales del Estado. Como ha sido a lo largo del siglo XX, el liberalismo desborda buenas intenciones, pero carece de la capacidad reformadora necesaria para impulsar nuevas estructuras e instituciones.
 
Salinas creó una nueva oligarquía  de multimillonarios poderosos que cuidan sus intereses con todos los medios a su alcance, incluyendo la manipulación electoral y el fraude mediático. La lucha por la democracia, nunca fue tan evidente en México, como en los últimos años.
 
La revolución mexicana forma parte ya de la cultura política mexicana. Y sus principios siguen siendo vigentes, con mayor o menor intensidad. Ya no son principios-programa, sino valores que integran el proyecto político del Estado. Ello sin embargo es cuestionado, tanto por la extrema derecha neoliberal, como por el negacionismo de la izquierda social.
 
La revolución en México, desde un punto de vista ideológico, ya no tiene referencias partidarias. Tanto el PRI como el PRD se definen "socialdemócratas" (y todo lo que ello pueda significar). El PAN es neo liberal y conservador, con una tendencia social no hegemónica. El movimiento lopezobradorista (Morena), es la que todavía reivindica el sentido popular y reformista de la revolución, y su programa social y nacionalista tiende a un pragmatismo incluyente.
 
Salinas/Zedillo/Fox alejaron a México de América Latina imbuidos del neoliberalismo (enmascarado como modernización) que se concretó en el ALCA. La política exterior se orientó a fortalecer los lazos con los EE. UU. Los resultados no fueron mejores ni peores, ni impactó sustantivamente en la forma como los EE. UU. han considerado siempre a México. Quizás es más importante el impacto del voto mexicano-norteamericano, pero casi siempre, su agenda es interna y orientada a las necesidades de la migración.
 
Las revoluciones seguirán siendo necesarias, allí donde las élites, los poderes fácticos y los intereses cleptocráticos traten de mantener dominados y enajenados a los ciudadanos. Pero México y Cuba nos enseñan que las revoluciones no pueden ser "institucionales" sin considerar alternativas, porque se corrompen. Deben cumplir sus objetivos y crear las bases política-económica de un nuevo orden social que siempre toma tiempo. La democracia en ese sentido, es el contrapeso de las revoluciones y sus excesos. Y América Latina, nos vuelve a enseñar que un proceso de cambio y ruptura (revolución bolivariana venezolana) puede coexistir con la democracia y corregirse a sí misma. El proceso sin embargo es muy complejo y no queremos en esta breve nota simplificar.
 
Toda revolución que logra impregnar con sus valores y objetivos una época, es una revolución que sobrevivirá como fuente inspiradora. Y eso es la revolución que lideraron Madero, Zapata, Villa, Carranza, Obregón, Cárdenas, Flores Magón. Y aunque sus líderes terminaron enfrentados, crearon las bases sociales del México moderno. Sin la revolución, México quizás hubiese sufrido nuevas invasiones de los EE. UU, la restauración del poder omnívoro de la Iglesia Católica y los caciques regionales que siempre embrutecieron al indio y sojuzgaron al campesino, hubiese sido un país inestable atravesado de insurrecciones  regionales y separatismos estatales. El programa social  y nacionalista de la revolución quedó incompleto, no llegó a culminarse, pero en los años cincuenta, Haya de la Torre, exiliado, lo elogió con emoción.
 
¡Vivan los revolucionarios de 1910!
 
¡Vivan Emiliano Zapata, Francisco Villa, Francisco Madero, los Flores Magón!
 
¡Vivan Carranza, Obregón !
 
¡Vivan los gobernadores como Felipe Carrillo, los grandes políticos martirizados como Belisario Dominguez, Pino Suárez!
 
Vivan los filósofos como Vasconcelos y Leopoldo Zea, los muralistas como Orozco, Siqueiros!
 
Vivan los grandes Presidentes, Lázaro Cárdenas, Ruiz Cortinez, Lopez Mateos, Luis Echevarría !
 
Y quienes luchan en México por la justicia social, la democracia limpia y una sociedad civil comprometida y participativa.
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*http://www.youtube.com/watch?v=yaRpFj9VEwI

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http://www.voltairenet.org/article176639.html?var_mode=calcul
 
19-11-2012