Por Alfredo Palacios Dongo
Según una reciente investigación realizada por científicos de la Universidad estadounidense de Ohio y publicada a inicios de abril pasado en la revista Science, el hielo de los glaciares de los Andes peruanos, que tardó 1,600 años en formarse, se ha derretido en apenas 25 años debido al aumento de las temperaturas que han roto el equilibrio natural. En Sudamérica los glaciares tropicales están ubicados mayoritariamente en la Cordillera de los Andes: 71% en el Perú, 20% en Bolivia, 4% en Ecuador y 4% en Colombia.
Hace 40 años los glaciares en el Perú cubrían más de 2,000 km2, los que se han reducido a menos de 1,500. En la Cordillera Blanca, de 720 km2 quedan unos 500. En la Cordillera Negra existían también glaciares, pero se extinguieron y ahora quedan solo lagunas Los incrementos de temperatura producidos por el cambio climático ocasionarían la desaparición al 2030 de los glaciares por debajo de los 5,000 msnm generando un grave problema de falta de agua.
Casos patéticos son el del nevado Broggi (4,860 msnm) ubicado al este de Yungay, que desapareció el 2005, o el del nevado Quilca, en Puno (5,250 msnm) que ha perdido su área glaciar. El glaciar Quelccaya, en la cordillera Vilcanota, Cusco (5,500 msnm) su extensión de hielo de 44 km2 se ha reducido a la mitad y podría desaparecer en 10 años. El Pastoruri en Áncash (5,240 msnm) hace 15 años, con 1.8 km2 de área glaciar, era un atractivo turístico y deportivo, actualmente tiene solo una cubierta de hielo de 1 km2. El Coropuna, en Arequipa (6,425 msnm) perdió más de 50% de superficie glaciar en 20 años (de 120 a 55 km). El Huaytapallana (4,500 a 5.700 msnm), principal fuente de agua para Huancayo, ha perdido 50% de superficie glaciar y en 15 años podría desaparecer. Y el nevado ancashino Yanamarey (4,890 msnm) podría desaparecer en menos de 5 años.
Bajo este panorama, nuestros glaciares son las víctimas más visibles del cambio climático, por lo que debería establecerse una estrategia nacional para enfrentar los impactos de su acelerado retroceso, que incluya su inventario completo, monitoreo y control de su evolución, fortalecimiento de los ecosistemas de los andes tropicales, mitigación de los efectos del calentamiento global creando conciencia a las poblaciones, adecuación de la agricultura, manejo de recursos hídricos, reemplazo del almacenamiento natural del agua de los glaciares con reservorios artificiales, prevención de desbordes de agua represada en las lagunas por desprendimientos de masas de glaciares, entre otros.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo publicado en el diario EXPRESO, fecha 11 de mayo de 2013