Por Herbert Mujica Rojas
Ha sido honesto y contundente el embajador Allan Wagner Tizón al subrayar que por ahora NO habrá adhesión del Perú a la Convención del Mar. Además agregó que él había sido partícipe de esa corriente pero en estos momentos aquello no era política del Estado. Muy interesante, viniendo de quien viene el aserto. Es de suponerse que los viejos berreadores de la Convemar entenderán el mensaje.
Meses atrás escribimos lo siguiente:
"Por tanto, también es importante recordar que todas las personas que impulsaban como condición sine qua non la adhesión del Perú a la Convemar para poder presentar la demanda en La Haya o se equivocaron u ostentaron tino equivocado. El mentís rotundo, categórico, firme e inalterable fue lo acontecido cuando el gobierno de Alan García Pérez, en nombre del Estado y a través de su ministerio de Relaciones Exteriores, interpuso, sin ser parte Perú de la Convemar, la demanda ante la CIJ sobre delimitación marítima.
El Perú no está para majaderías de ninguna especie. En pleno casus belli jurídico en La Haya, con una población cuasi ignorante de qué hay en juego, con castas políticas absolutamente “ajenas” a la controversia internacional, con un periodismo acrítico e incapaz de elaborar una posición de defensa comunicacional del Perú y con frívolos que creen que la geopolítica es un juego sin riesgos, es irresponsable, por ahora, plantear un debate nacional o, más claro, una división del país, en torno a la Convemar que, a todas luces, ha sido innecesaria como así lo demuestra la demanda peruana en La Haya.
¿Por causa de qué, quienes mintieron diciéndole al país que la Convemar era imprescindible no guardan prudente silencio? Acaso, más adelante, a posteriori de La Haya y el caso fundamental que atenaza al Perú en difícil vecindad con Chile, haya ocasión de estudiar con detenimiento si Perú adhiere o no a la Convemar. ¿Ahora, para qué? ¿O hay interés de debilitar la posición nacional? ¡Este sí es un asunto que merece singular ojo vigilante!
Durante la etapa final del gobierno del presidente Toledo, se pretendió, con vistas televisivas de pescaditos y lemas pro domo sua, en una campaña cuyo costo permanece ignoto, conseguir apoyo y respaldo ciudadano a que Perú adhiriera a la Convención del Mar. ¡El fracaso no pudo ser más rotundo! Los dos candidatos centrales, Alan García Pérez y Ollanta Humala, expresaron públicamente su repudio a semejante adhesión que debió ser guardada entre los trastos inútiles. Más aún: García Pérez recordó —y luego se olvidó “amablemente”— la firma de las Actas con Chile entre 1968-69 cuando era secretario general de Cancillería el señor Javier Pérez de Cuéllar y quien por toda excusa dijo, ante el asombrado público nacional, “que su edad no le permitía recordar detalles”. ¡Perú NO necesitó la Convemar!
http://www.voltairenet.org/Peru-NO-necesito-la-Convemar?var_mode=calcul
Como es de conocimiento general, los del sur han pretendido poner como condición de cumplimiento al fallo de La Haya el que Perú adhiera a la Convención del Mar y eso comporta cambios constitucionales. Y la respuesta nacional ha sido unánime: ¡el fallo se cumple sin ninguna clase de requisitos y sanseacabó!
¿Y los adláteres criollos de la Convemar seguirán la solitaria actitud de la señorita Lourdes Flores que ha mostrado postura positiva hacia la adhesión del Perú a ese tratado? La sintonía circunstancial -o no- con la posición chilena es evidentísima y hay derecho a pensar si hay alguna clase de quintacolumnismo o caballos de Troya de los que quieren regalar el Mar de Grau a toda costa.
Dijo bien Allan Wagner: el país necesita unidad. En efecto pero ni la paz de los empresarios rentistas y tampoco historias que nos unen con ingenuidad voluntarista. Me atrevería a decir que Perú debiera conocer con detalle exhaustivo todo lo que ocurrió durante la guerra de rapiña (esa monserga "del Pacífico" es invento meridional) entre 1879-1883 y entonces hay que exigir las disculpas históricas que abran las alamedas para que pasen los hombres y mujeres libres del Perú y de Chile. Antes que eso ocurra hay derecho a desconfiar. Después de eso planteemos la complementariedad más extraordinaria y en todos los ámbitos.
Dentro de pocas semanas se iniciará el año escolar y esos millones de muchachos desean escuchar un mensaje exclusivo para ellos del presidente Humala y acaso sea la ocasión de reivindicar el agudo lema de Manuel González Prada: "¡Viejos al a tumba, jóvenes a la obra!"
Es hora de decir adiós a quienes tuvieron a su cargo el trabajo en La Haya, cumplieron y aunque hay mucho pan por rebanar y traidores que acusar, es hora de reconocer la urgencia del relevo en la diplomacia peruana.
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