trabajadoras esparragosFreddy Salazar*

 

Como gran novedad, el Sr. Mario Huamán, eterno dirigente de la GCTP, nos plantea la “aprobación de una nueva Ley General del Trabajo (LGT), ahora” (Diario Uno, 30 de enero). Así, sabemos de dónde sale la propuesta que el mismo día que el Congreso se derogaba la Ley Pulpín, se hacía en este recinto y en diversos espacios, y que ha continuado desde entonces promovida de manera intensa, por los voceros del Frente Amplio–Acción Popular, aliados electorales del Sr. Mario Huamán.

 

La necesidad de una nueva LGT surge como legítima respuesta ante la necesidad de un ordenamiento en la legislación y en los derechos laborales, planteada con motivo de la crisis que produjo la aprobación de la Ley Pulpín. ¿Pero es la discusión de la LGT el camino que debemos seguir luego de conquistar la derogatoria de la Ley Pulpín?

 

Creemos que no. No porque este Congreso de los empresarios dominado por apristas, fujimoristas, ollantistas y toledistas, todos declaradamente antiobreros, jamás va a aprobar una LGT ni medianamente favorable a los trabajadores.

 

Plantear que el Congreso ponga en debate dicha ley y pensar que de ahí van a ganar algo los trabajadores, es un engaño, una ilusión, pero al servicio de un objetivo: dejar las calles. Dejar las calles y desmovilizarnos para ver lo que ocurra en el Congreso. Esa es la política del FA–AP y del Sr. Mario Huamán. No es extraño que en medio de las grandes marchas juveniles intentaran lo mismo con su planteamiento de dedicarnos a recoger firmas, en lugar de fortalecer la movilización con toda la fuerza organizada de la CGTP, que se borró de esa gran lucha. La política del FA–APP está hecho a la medida de su proyecto electoral y de su necesidad de acumular fuerzas con vistas a las elecciones del próximo año, y no interesado en que crezca la movilización y ganen las luchas.

 

Por otra parte, una cosa es que sea necesaria una “nueva Ley General de Trabajo”, y otra defender un proyecto de Ley que nadie conoce. En efecto: el 26 de enero el FA–AP presentó en el Congreso un proyecto de LGT. ¿Quién lo conoce? Nadie. ¿A quién consultaron? A nadie. Y ahora pretenden que lo defendamos.

 

El proyecto que ha presentado entre gallos y media noche el FA–APP, en realidad, es el mismo que a inicios de este gobierno (fines del 2012) presentó la llamada “Comisión de Expertos”, y que tenía el consenso de la dirigencia de la CGTP en un 85%.

Para dicho “consenso”, la CGTP tampoco consultó a sus bases. Es estilo de estos señores hablar en nombre de los trabajadores y jamás consultarles nada, y no por casualidad ese 85 % “consensuado” por la dirigencia de la CGTP comprendía la suscripción de toda la legislación antilaboral establecida hasta entonces.

 

Esta situación dio lugar a que, ya el 2012, se formara el Movimiento Laboral, encabezado por el Sindicato Ripley, que estudió y debatió dicho proyecto y cuestionó que las centrales, incluida la CGTP, la apoyaran, pese a que en él se consagraba las services, la tercerización, los contratos modales, etc. (Véase aquí lo que ya entonces se dijo de ese proyecto)

Sí, así como se lee. Y bien que entonces no entrara al debate ni fuera aprobado.

 

Si esto es lo que proponen los que dicen defender a los trabajadores, mejor no esperemos lo que apruebe este Congreso de fujimoristas y ollantistas antiobreros, si es que la LGT se pone en discusión ahora.

 

Para ejemplo basta recordar que con el mismo cuento de que necesitamos una nueva ley, estos mismos señores permitieron la aprobación de la Ley de Reforma Magisterial, repudiada por los maestros de base, y apoyaron la aprobación de la Nueva Ley Universitaria, que avanza en la privatización de la educación. Con el mismo cuento también, el Sr. Mario Huamán planteó la “modificatoria” de la Ley del Servicio Civil, ampliamente rechazada por los trabajadores estatales que demandan su derogatoria.

 

Hoy, estos mismos señores, fabricantes de desmovilizaciones y coautores de leyes que han recortado derechos, pretenden meter por la ventana lo que no pudieron hacerlo de manera pública y abierta el 2012.

 

Que se necesita una nueva Ley General de Trabajo, sí. Pero no la que levanta Mario Huamán y el FA – AP, patronal y antiobrero. Si alguna ley necesitamos es una elaborada y discutida en las bases sindicales, y que comprenda las reivindicaciones por la que hoy luchamos: no a las servis, a la tercerización, los contratos modales; el régimen pymes, de agroexportación y de textiles, etc., para que se convierta en una bandera de lucha, y no en un medio de conciliación o negociación en el Congreso con los enemigos de los trabajadores.

 

Entonces, más que nunca no hay que dejar las calles con el sueño de ver aprobado la ley del Sr. Mario Huamán. Hay que continuar la movilización hasta derrotar todos los paquetes antilaborales, y principalmente el decreto de ceses colectivos que como una guillotina pende sobre la cabeza de los dirigentes sindicales y sus organizaciones. Hay que continuar la lucha por la derogatoria de todas las leyes antiobreras, y por la restitución de los derechos que nos fuera arrancado por la dictadura fujimorista. Con la lucha derrotamos la Ley Pulpín, y con la lucha conquistaremos nuestros derechos.

 

Esta tarea está nuevamente en manos de los sectores independientes y combativos, de los mismos que iniciaron y llevaron a la victoria la gran movilización juvenil, rebasando el peso muerto de aparatos como el FA–AP y las cúpulas sindicales. Ellos deben unirse y construir una nueva dirección que se coloque a la cabeza de esta nueva etapa de luchas, deslindando claramente con los que ahora pretenden sacarnos de las calles para llevarnos a esa “cueva de bandidos” que es el Congreso, a discutir y defender un proyecto que no nos consultaron y que, para peor, consagra la vulneración de los derechos laborales.

 

*Periodista

 

 

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