¡Corrupción: un cáncer terminal!
¡Corrupción: un cáncer terminal!
por Herbert Mujica Rojas
Si la corrupción existe, muta insolente, reina impune, gobierna por doquier, es por la simple razón que la permitimos, prohijamos y reputamos, no como la plaga cancerosa que es sino como una forma de habilidad que celebramos con estupidez manifiesta. Al presidente ladrón no se le juzga; al edil ratero se le perdona; al legislador tarado se le reelige; al burócrata leguleyo se le aumenta el sueldo y al político vendepatria y mercenario se le lleva a los más altos cargos. ¿Cuándo aprenderemos que la corrupción destroza a cualquier sociedad hundiéndola a los estadios más primitivos de la barbarie?
por Herbert Mujica Rojas
Si la corrupción existe, muta insolente, reina impune, gobierna por doquier, es por la simple razón que la permitimos, prohijamos y reputamos, no como la plaga cancerosa que es sino como una forma de habilidad que celebramos con estupidez manifiesta. Al presidente ladrón no se le juzga; al edil ratero se le perdona; al legislador tarado se le reelige; al burócrata leguleyo se le aumenta el sueldo y al político vendepatria y mercenario se le lleva a los más altos cargos. ¿Cuándo aprenderemos que la corrupción destroza a cualquier sociedad hundiéndola a los estadios más primitivos de la barbarie?