¿La edad? ¡No, la estupidez!
¿La edad? ¡No, la estupidez!
por Herbert Mujica Rojas
Por franca y límpida como inobjetable estupidez estoy padeciendo desde hace cinco días una lesión en la espalda baja izquierda. Debí haberme recuperado completamente de una dolencia príncipe que no habría pasado de eso si no se me ocurría hacer súper series con mis habituales pesas. Pero no fue así. Entonces caí bajo la dolorosa telaraña de andar como tullido, caminar como viejito, subir a taxis en 10 minutos y bajar en otro tanto. Pero mis amigos, como impulsados por resortes consoladores y respondones me dicen: la edad y yo retruco con energía indomeñable: ¿la edad? ¡No, la estupidez!
por Herbert Mujica Rojas
Por franca y límpida como inobjetable estupidez estoy padeciendo desde hace cinco días una lesión en la espalda baja izquierda. Debí haberme recuperado completamente de una dolencia príncipe que no habría pasado de eso si no se me ocurría hacer súper series con mis habituales pesas. Pero no fue así. Entonces caí bajo la dolorosa telaraña de andar como tullido, caminar como viejito, subir a taxis en 10 minutos y bajar en otro tanto. Pero mis amigos, como impulsados por resortes consoladores y respondones me dicen: la edad y yo retruco con energía indomeñable: ¿la edad? ¡No, la estupidez!