Bosque sano, buena vida
Bosque sano, buena vida
Escribe: José Álvarez Alonso (*)
Hace unos 25 años me visitó en Iquitos un investigador canadiense llamado Oliver Coomes. Estaba realizando un estudio sobre la economía rural en la cuenca del río Tahuayo. Me contó preocupado cómo las comunidades de la zona, especialmente en la cuenca baja, estaban agotando rápidamente sus recursos de subsistencia: madera, fauna silvestre, pescado… Hasta las áreas cultivables escaseaban, pues el monte alto (bosque primario) estaba ya muy lejos, y la gente estaba talando purmas cada vez más jóvenes para hacer sus chacras, de apenas 4-5 años; como se sabe, los suelos de altura deben descansar (“empurmarse”) por al menos 10-15 años para que recuperen su fertilidad.