Como se sostiene en un artículo reciente, el conflicto que se sigue viviendo alrededor del proyecto Tía María, es seguramente uno de los más anunciados que se han producido en el país, demostrando, entre otras cosas, la incapacidad que tenemos Estado, empresas y sociedad, para aprender de lo vivido, apenas los últimos años. Más allá de la historia puntual del enfrentamiento de los últimos meses, continuamos acumulando muertos y violencia, en un escenario en el que se evidencian el virtual naufragio de la institucionalidad, la crisis de representación que no es sólo política sino también social, la corrupción que alcanza a las empresas y a las organizaciones sociales, la protesta cada vez más turbulenta y sin control y la perplejidad de un gobierno que tras transitar de las promesas de la gran transformación al compromiso de la hoja de ruta, hoy simplemente ha perdido la brújula y busca sobrevivir hasta el término de su mandato, en medio de su propia incertidumbre.