Subirse a un coche fúnebre en marcha
Por Pedro Miguel Lamet*
Isabel, una divorciada y minusválida de Málaga de 56 años de edad, no pudo superar el hecho de verse obligada a dejar su vivienda como consecuencia de un desahucio. La mujer se arrojó al vacío desde el undécimo piso de su edificio. El cronista se enteró del suceso a través de uno de los viandantes, uno de los muchos que fueron testigos de los agónicos minutos de espera, con la mujer subida a la barandilla del balcón, de espaldas a la calle y haciendo oídos sordos a las desesperadas llamadas disuasorias de policías, bomberos y vecinos.