Gobiernos equivocados están destruyendo la dignidad de los pobres rurales
Polan Lacki
"De nada sirve intentar ayudar a quienes no se ayudan a si mismos"
"No corregir las propias fallas es cometer la peor de ellas"- Confucio
Ese gran pensador chino ya falleció hace 2.487 años, pero sus sabias enseñanzas, especialmente la segunda de éstas, aún no llegaron a ninguno de los gobiernos de los países de América Latina. Durante más de cinco décadas todos ellos (independientemente de que hayan sido de derecha o de izquierda, civiles o uniformados, dictatoriales o supuestamente democráticos) han cometido el mismo y grave error. Todos han derrochado, y siguen derrochando, elevados montos de recursos públicos en acciones paternalistas, bajo la atractiva y cautivante denominación de "programas de erradicación de la pobreza rural". Los resultados han sido decepcionantes, pues en vez de erradicar dicha pobreza más bien están perpetuándola y hasta estimulándola. Entre otras razones, porque a los "beneficiarios" de esos programas les resulta mucho más cómodo ganar sin trabajar y sin producir, que tener que trabajar y producir para poder ganar.