Por Hernán de la Cruz Enciso (*)
El fujimorismo juega con el Perú. Dicen que Kenji y Keiko no se llevan bien y se pelean por tomar el control de la herencia política de su padre, pero eso es falso. Lo que vienen haciendo es un juego en pared, y lo que advertimos hace unos meses se hace realidad. En un momento querían que el país se polarice entre fujimorismo y antifujimorismo. Cuando descubrimos su trampa, ahora pretenden polarizar entre Kenji y Keiko para que el apellido “Fujimori” sea el centro de la discusión nacional, el protagonista en el escenario político. La polarización es, más bien, entre Patria y antipatria (fujimorismo), entre un gobierno democrático y uno mafioso (fujimorismo), entre la decencia y la indignidad (fujimorismo), entre cambio y continuidad (fujimorismo). O caemos otra vez en la trampa, o simplemente cambiamos desde la calle la agenda política del país.