San Jordi y el consumismo literario
Por Jorge Rendón Vásquez
Perla, mi esposa, y yo estamos en Barcelona. Hoy nos acompaña July, una amiga que vivió en Lima 37 años y que, recuperada por la catalanidad y hastiada de los huachafos, huachafosos y huachafitos, volvió a esta ciudad. Sus padres, ella y su hermano menor tuvieron que emigrar a Lima algún tiempo después de terminada la guerra civil para escapar del asedio de la policía política. Las ideas y el talante indoblegablemente combativo de July me determinaron a tomarla como modelo de Laia, un personaje protagónico de mi novela El botín de la Buena Muerte.