¡Superemos a González Prada!
¿Qué ocurre cuando los militantes, o algunos siervos, de un partido político olvidan la entrega para convertirse en mercenarios con sueldos que pagan sus complicidades, mudeces, inmoralidades o las partes del botín que se exaccionan vía el Estado y sus mecanismos de reserva y protección leguleya? Y si esto ocurre, cada cierto tiempo, es porque las autoridades políticas alientan esta desaforada clase de comportamientos delincuenciales, bajo la premisa de do ut des y de compra de conciencias, destruyendo murallas morales que se edificaron merced a largas décadas de lucha, encierro, destierro o entierro.