Un estudio realizado en 500 personas y publicado en la revista Neuroloy asegura que las personas más calmadas presentan menor riesgo de desarrollar demencia.
Mediante cuestionarios, los científicos determinaron el perfil de las personalidades de 500 personas saludables de la tercera edad y hallaron que aquellos que son calmados y relajados presentaron un riesgo 50% menor de desarrollar demencia en los seis años del estudio.
Los cuestionarios midieron el “neuroticismo”, es decir un rasgo que determina que la persona fácilmente se estrese, o la extroversión, o apertura a hablar a la gente. Los que no se estresaban con facilidad eran calmados y autosatisfechos, mientras que los que rápidamente se estresaban tenían más inestabilidad emocional, eran más negativos y nerviosos.
El grupo de estudio tenía 78 años y más y evidenció que las personas sin actividad social, pero calmadas y relajadas, tenían un riesgo 50% menor de desarrollar demencia, comparado con las personas que mantenían un aislamiento social pero que eran propensas a estresarse.
El riesgo de desarrollar demencia también fue un 50% menor en personas extrovertidas o con actividad social y calmadas a la vez, comparados con aquellos que eran extrovertidos, pero propensos al estrés.
El cuestionario determinó la frecuencia de participación regular en actividades de distracción y la riqueza de sus redes sociales. En el periodo estudiado 144 personas desarrollaron demencia.
Estudios previos habían demostrado que el estrés crónico puede afectar partes del cerebro, como el hipocampo, lo cual probablemente conduzca a la demencia.
Los científicos que realizaron este trabajo, del Instituto Karolinska de Suecia, indicaron que sus hallazgos sugieren que ser calmado y extrovertido, en combinación con un estilo de vida sociable, puede disminuir incluso más el riesgo de desarrollar demencia.
El cambio está en nuestras manos
Lo destacable y que constituye una buena noticia es que, a diferencia de los factores genéticos, que no los podemos cambiar, los factores sociales están en nuestras manos.
Los estudiosos subrayaron que se trata de estudios preliminares, porque todavía no queda claro cómo influye la actitud mental en la aparición de la demencia. Los especialistas siempre han creído que los rasgos de personalidad están vinculados con el riesgo de desarrollar demencia.
Sin embargo, tampoco está claro si este tipo de personalidad (estresados y con poca actividad social) aumenta el riesgo de desarrollar demencia en las personas de la tercera edad o si ello es un signo temprano del mal.
La recomendación que surge es que las personas que tienden a estresarse con facilidad o que no sean extrovertidas deben esforzarse por tener actividad social. Una de cada tres personas mayores de 65 años morirá con demencia, por lo que es importante mantenerse con actividad mental y física en la vida para reducir el riesgo.
Este estudio confirma lo que se suele observar en la sociedad: cuando los ancianos viven en aislamiento o poco contacto social comienzan un declive más rápido en sus facultades mentales.