celular orejaPor Herbert Mujica Rojas

Me resulta imposible recordar la última vez que marqué un número en mi teléfono celular, indistintamente del operador del "servicio" y pudiera conectarme a la primera llamada. Tanto la inefable Movistar, Nextel o Claro carecen de explicaciones razonables o para gente civilizada. Pueden ser 4 ó 5 ó 6 las veces que se intentan las comunicaciones y ¡ninguna funciona! sino a partir de mucha paciencia y, sobre todo, suerte. ¿Qué está ocurriendo?, ¿a qué se debe esta congestión o imposibilidad de trabar contacto con quien uno desee? En Perú la telefonía celular es un genuino asco y usted, yo y todo el resto de usuarios pagamos por esta porquería de "servicio".

 ¿Cómo se entiende la millonaria campaña que hace Claro con melodías que no se sabe si cuentan con la autorización y pago de los derechos de autor, en procura de más adherentes-usuarios a las supuestas bondades de su producto? Particularmente escucho a diario quejas contra Claro y es la que peor ligazón otorga vía los celulares.  

¿De qué vale que uno compre los llamados teléfonos inteligentes con dos antenas para Wi Fi, a prueba de agua, con reconocimiento de huella digital del usuario y demás adefesios si la función especial, fundamental, raigalmente importante de la comunicación es imposible no sólo en zona de profusión de edificios sino en la modestísima sala de su casa?

Los smartphones son como Lamborghinis o Rolls Royce recorriendo las ahuecadas y pésimas pistas de Lima plagada de alcaldes ineficientes y capaces de contratar consultorías para estudiar la mala composición del asfalto pero ineptos para tapar o componer esas vías citadinas.  

Según personas que algo saben, se trata de la insuficiente cantidad de torres retransmisoras que han sido superadas por los millones de celulares que hay en todo el país. Entonces el abarrotamiento de los dispositivos es de tal magnitud que una sola llamada puede demorarse entre 5 ó 15 minutos.  

¿Alguna colectividad política ha tomado en cuenta o tiene entre sus planes de política de Estado, el análisis, corrección y castigo a los operadores ladrones, de este intríngulis telefónico que afecta a más de 15 millones de personas en Perú? ¡Que se sepa ninguna! La majadería de la democracia electoralista captura la mente primitiva de todos los que desean vivir de la cansada ubre del Estado y hacer buenos negocios con las carencias ajenas.

¿Y qué dicen los medios de comuicación? La pregunta admite una respuesta más o menos perversa: ¡dicen lo que pagan las operadoras que sufragan campañas de publicidad por millones de dólares! Entonces ¿qué medio arriesgaría confrontar con aquellas? Que el usuario quede en la más absoluta desprotección y que se violen sus derechos a la comunicación pagada ¡no interesa el más mínimo ardite!

Cuando el sismo de pocos años atrás en Pisco y muchas otras partes del país, las comunicaciones se vinieron abajo y fue una sensación oprobiosa que se unió al terror provocado por el fuerte movimiento de tierra. Sí funcionaba la conexión a Internet vía las computadoras, como pude constatarlo yo mismo con mensajes que envié entonces y con la amenaza que la réplica fuera tan o más fuerte que el movimiento terráqueo príncipe. Pero trabé contacto con mi familia por celular luego de dos angustiosas horas de absoluta ignorancia de qué había ocurrido con ellos.

Nos dice la propaganda que hay que dar preferencia a la mensajería de texto. Hice, el 2006, el intento: ¡bah, tampoco funcionaba!

Si las operadoras han sido superadas porque hay más aparatos que un buen servicio, ¿cómo las dejan seguir vendiendo celulares inteligentes? O sea en buen castellano ¿quién supervisa a los que se llenan de dinero y prometen un bien que no es satisfecho a pesar de la progaganda engañosa?

Al borde de la incomunicación, el país contempla cómo sus políticos irresponsables se arrebatan las candidaturas o las imponen a como dé lugar para ¿servir a la ciudadanía? ¡Pamplinas! ¡Para robar con legalidad hechiza y con el manido voto popular vía el cuál se cometen tantos crímenes! ¿Y por qué no le ponen la puntería a las operadoras de telefonía? O ¿también aquéllas sufragan a los aspirantes y les avituallan de varios cientos de miles de dólares para seguir practicando la famosa encíclica del gato por liebre?

¿Qué dice usted? ¡De lo que no hay duda es que en Perú la telefonía celular es un asco!

Señal de Alerta,16-6-2014
http://www.voltairenet.org/article184305.html?var_mode=recalcul