El origen de la crisis visto por Michael Moore
El cineasta y escritor Michael Moore, en forma de carta, escribe sobre su visión de la crisis en los Estados Unidos:
Por Michael Moore
Martes 16 de agosto de 2011
Amigos:
De tanto en tanto, alguno de los que aún no han cumplido 30 años me pregunta: “¿Cuándo comenzó todo esto, cuando los EE.UU. comenzaron a declinar? Me dicen, he oído decir que hubo un tiempo en que la gente trabajadora podía mantener una familia, mandar los chicos al colegio, con solo el ingreso de uno de los padres (y que los colegios en estados como California y Nueva York eran casi gratuitos).
En que todo aquel que quería tener un trabajo decentemente pagado, lo conseguía. En que la gente trabajaba solo cinco días por semana, ocho horas por día, que disponía libre e íntegramente su fin de semana y que tenía vacaciones pagas todos los veranos.
Que en todos los trabajos había sindicatos, desde los repositores de los mercados hasta el muchacho que pintaba tu casa y no importaba cuan modesto fuere tu trabajo tenías asegurada una jubilación, ascensos ocasionales, seguro de salud y alguien que te defendiera si eras maltratado.
La gente joven ha oído hablar de ese mítico tiempo – pero no era un mito, era realidad. Y cuando me preguntan “ ¿Cuándo terminó aquello?” Les contesto: “Terminó el 5 de agosto de 1981”. En esta fecha hace treinta años, los Grandes Empresarios y la Derecha decidieron “lograrlo”, es decir ver entonces si podían destruir la clase media para poder ser más ricos. Y lo lograron!
El 5 de agosto de 1981, el presidente Ronald Reagan despidió a todos los afiliados del sindicato de Controladores del tráfico aéreo (PATCO) que desafiaron su orden de volver al trabajo y declaró ilegal su sindicato. Habían hecho una huelga de dos días.
Había sido un movimiento valiente y temerario. Nadie lo había intentado antes. Lo que lo volvió más valiente fue que PATCO había sido uno de los solamente tres sindicatos que habían apoyado a Reagan para presidente! De modo que produjo un shock que se transmitió como una oleada entre los trabajadores del país. Si él podía hacerle esto a los trabajadores que lo apoyaban,¿ qué es lo que podría hacernos a nosotros?
Reagan había sido respaldado por Wall Street en su carrera hacia la Casa Blanca y ellos junto a la derecha cristiana querían reestructurar los EE. UU. y dar marcha atrás a la corriente que había iniciado el presidente Franklin D. Roosevelt —una corriente que intentaba mejorar la vida de la clase media. Los ricos odiaban pagar más impuestos y brindar beneficios—.
Odiaban cada vez más pagar impuestos. Despreciaban a los sindicatos. La derecha cristiana odiaba todo lo que sonara a socialismo o a darle una mano a las minorías o a las mujeres.
Reagan prometió terminar con todo eso. De modo que cuando los controladores aéreos declararon la huelga, encontró el momento oportuno. Despidiendo a cada uno de ellos y declarando a su sindicato fuera de la ley, envió un mensaje claro y contundente. Los tiempos en que la clase media tenía un pasar confortable se habían terminado. Desde ese momento los EE.UU. seguirían este camino:
*Los superricos, lo serían más, mucho, mucho más y el resto se disputaría las migajas que ellos dejaran caer.
*¡Todo el mundo deberá trabajar! Mamá, papá, los adolescentes en su casa. Papá tendrá un segundo trabajo! A los chicos se les entregará la llave de la casa! Los padres llegaran a casa a tiempo para acostarlos!
*Cincuenta millones no tendrán seguro de salud! Y las compañías de seguros de salud decidirán a quién quieren atender —o no—.
*Los sindicatos son el demonio! Usted no deberá afiliarse a un sindicato! Usted no necesita abogados! Cállese la boca y vuelva al trabajo! No usted no puede retirarse. Sus chicos pueden cocinar su propia comida.
*¿Usted quiere ir al colegio secundario? No hay problema, sólo firme aquí y se endeudará con el banco durante los próximos veinte años!
*¿Qué? ¿Un aumento? ¡Vuelva a su trabajo y cállese la boca! Y así fue. Pero Reagan no podría haber impulsado esto solo en 1981. Tuvo una
buena ayuda: la AFL-CIO.
La organización sindical más importante de los EE. UU. llamó a sus miembros a romper con los controladores de tránsito aéreo y volver al trabajo. Y fue lo que hicieron los sindicalistas. La Unión de pilotos, los despachantes de vuelos, los conductores de transporte aeroportuario, los maleteros —todos rompieron la huelga—. Y todos los sindicalistas de todos los sectores rompieron la huelga y volvieron a volar. Fue la Navidad en agosto para la Corporación Usamericana.
Y ese fue el principio del fin. Reagan y los republicanos se dieron cuenta de que podían seguir adelante con todo —y lo hicieron—. Les redujeron los impuestos a los ricos. Le hicieron a usted más difícil organizar un sindicato en su lugar de trabajo. Eliminaron las reglamentaciones de seguridad laboral, ignoraron las leyes antimonopolios y permitieron que cientos de empresas se fusionaran o fueran compradas y cerradas. Se congelaron los salarios y amenazaron con trasladarse a países de ultramar si los trabajadores no aceptaban salarios más bajos y menos beneficios. Y cuando los trabajadores aceptaron trabajar con menores remuneraciones, ellos de todas maneras, trasladaron sus empleos a ultramar.
Y los usamericanos siguieron paso a paso este camino. Hubo alguna pequeña oposición o contrataque. Pero las “masas” no lograron levantarse para proteger sus empleos, sus casas, sus escuelas (que solían ser las mejores del mundo). Solo aceptaron su destino y aguantaron los golpes.
Me he preguntado a menudo que hubiera pasado si hubiéramos dejado de volar, en aquel momento, en 1981. Si todos los sindicatos le hubieran dicho a Reagan “Devuélvales sus trabajos a los controladores o tiraremos el país abajo!” Usted sabe lo que hubiera pasado. La élite corporativa y Reagan, su delfín, hubieran dado marcha atrás. Pero no lo hicimos,
Y así poco a poco, golpe a golpe, en los siguientes 30 años, los dueños del poder han destruido la clase media de nuestro país y de paso han arruinado el futuro de la juventud. Los salarios han permanecido estancados en los últimos treinta años. Fíjense en las estadísticas y podrán ver que cada una de las declinaciones que estamos sufriendo tienen su origen en 1981 (hay una pequeña escena que lo ilustra en mi último filme).
Todo comenzó un día como hoy hace treinta años. Uno de los días más negros de la historia usamericana. Y dejamos que nos sucediera. Tenían el dinero, los medios y la policía. Pero nosotros éramos 200 millones. Pregúntese que hubiera pasado si 200 millones hubieran tomado conciencia y amado a su país, su vida, su trabajo, sus fines de semana, su tiempo junto a sus hijos?
¿Nos hemos sublevado? ¿Qué estamos esperando? Olvídense del 20% que apoya al Tea Party —nosotros somos el otro 80%—. Esta declinación solo se terminará si nosotros lo pedimos. Pero no solo a través de un pedido on line o un tweet. Vamos a apagar el televisor y la computadora y los videogames y a salir a las calles (como lo hicieron en Wisconsin). Algunos de ustedes deberán manifestar ante la administración local el año que viene.
Necesitamos que también los demócratas dejen de recibir dinero de las corporaciones o se aparten.
¿Cuándo es suficiente, suficiente? El sueño de la clase media no reaparecerá mágicamente. Los planes de Wall Street son claros. Usamérica será una nación con Quienes tienen mucho y Quienes no tienen nada ¿Le parece bien?
¿Porqué no detenernos a pensar sobre los pasitos que podemos ir dando para cambiar esto a nuestro alrededor, en el barrio, en el lugar de trabajo, en la escuela?
¿Hay algún día mejor que el de hoy para comenzar?
Suyo
Michael Moore
Traducción Susana Merino
Publicado por GHS