Las guerras del agua
Por Humberto Campodónico
Debido a la sequía, una represa de agua que sirve a 3 regiones ya no las puede abastecer en las cantidades originales. A esto se añade que la represa fue construida en los años 50, y desde entonces la población de la zona se ha triplicado. Para garantizar el abastecimiento de agua para su población, el gobierno de la región donde está la represa llegó a un acuerdo directo con las autoridades nacionales para aumentar en 65% su cuota de agua potable.
Inmediatamente, las dos autoridades regionales afectadas protestaron con fuerza. "Nos han arranchado el agua", dijo una de ellas. Acto seguido denunciaron el acuerdo ante el Poder Judicial. Después de 5 años, ganaron el pleito y la repartición de las cuotas de agua regresó a las cantidades originales. Las protestas de la región donde está la represa no se hicieron esperar y la representante de una ONG dijo: "La represa solo puede alimentar a nuestra región y no a las otras".
No estamos hablando de un pleito entre Puno, Moquegua y Tacna sino de lo que sucede en Georgia, Alabama y Florida, en EE. UU., tal como lo reporta la revista Readers Digest RD. Se trata del río Chattahoochee, en Georgia, donde el Cuerpo de Ingenieros de EE. UU. construyó la represa del Lago Lanier. Después de recorrer miles de kilómetros por Alabama y Florida, desemboca en el Golfo de México. En el camino, abastece a centenas de pueblos, empresas, granjas, centrales eléctricas y facilidades recreacionales de los 3 Estados.
Dice RD que si bien lo inmediato es la sequía, el problema de fondo es que el abastecimiento de agua no crece al mismo ritmo que la población. Asoma el fantasma de Malthus redivivo, como cuando, a fines del siglo XVIII, el economista inglés anunció una hambruna mundial de proporciones dantescas, ya que la producción de alimentos crecía a un ritmo mucho menor que el de la población.
Si bien en el caso Chattahoochee un buen año de lluvias podría solucionar el problema (por lo menos su fase crítica), dice RD que no sucede lo mismo en el oeste, pues las 2 represas del Río Colorado —Glen Canyon y Hoover— han bajado enormemente sus niveles de almacenamiento. Así, por ejemplo, la represa Hoover ha bajado más de 30 metros de 1999 al 2007.
El problema, en este caso, también tiene que ver con el aumento de la población: la ciudad-casino de Las Vegas ha pasado de 5,000 a 552,000 habitantes de 1930 al 2006, mientras que el consumo de agua del río Colorado aumentó de 1.7 a 3.7 billones de galones en el mismo periodo.
Pero en este caso el problema no se soluciona con una buena lluvia. Dice RD: "A diferencia del sureste (Georgia), donde el agua de los ríos depende de las lluvias de primavera y verano, en el oeste esos meses son secos. Aquí, el agua depende de la nieve del invierno, que se acumula en las montañas de la cordillera y que alimenta a los ríos con el deshielo de la primavera".
La cuestión es que, debido a las altas temperaturas del calentamiento global, el deshielo ocurre demasiado rápido y las pequeñas represas que alimentan el sistema no pueden captar el agua, lo que hace que esta se pierda. No solo eso. Las altas temperaturas hacen que se evapore el agua de las reservas Glen Canyon y Hoover. "En las últimas décadas el aumento de la temperatura en el oeste hace que llueva más en invierno, por tanto que haya menos nieve y que el deshielo se dé antes de tiempo, a la vez que aumenta la tasa de evaporación. Ni más ni menos que una cascada de malas noticias" (ídem).
Si un país como EEUU tiene estos problemas, ¿qué será de nosotros, donde el desaparecimiento de los glaciares es un hecho, a lo que se añade que tenemos 2,700 kilómetros de desierto costero regado por ríos (allí está la agroexportación) cuya fuente de agua proviene de las lluvias y glaciares? Está muy bien, por ese motivo (y otros) que tengamos un Ministerio del Ambiente.
Ahora lo que falta es que tenga los medios y los poderes para hacer la tarea que le corresponde en esta era del calentamiento global. Y que los economistas dejen de pensar que la preservación del medio ambiente es una "externalidad" que no merece ser tomada en cuenta.
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