Thomas PikettyCobrar más impuestos a las grandes fortunas como propone Piketty, permite luchar contra la alta concentración de las riquezas e implica una transparencia bancaria que hoy hace falta. Si eso se articula con cobrar lo justo a las transnacionales, como propone la sociedad civil, en realidad se podría ganar la lucha contra las desigualdades, financiar políticas sociales y echar transparencia al conjunto de la economía financiera contemporánea.

Renaud Fossard[*]

Con el libro “El Capitalismo en el siglo XXI”, el economista francés Thomas Piketty y sus equipos proporcionan un esfuerzo de investigación espectacular y transparente (1) sobre la evolución del capital privado durante dos siglos en los países desarrollados. De ahí propone conclusiones sobre el papel de las desigualdades en la repartición de las riquezas, este “no man’s land” del pensamiento económico.

 Piketty confirma por lo menos dos viejas intuiciones del pueblo de izquierda: primero que el capitalismo no redistribuye las riquezas de manera natural, al contrario tiene una tendencia sistemática a concentrarse entre pocas manos y aumentar las desigualdades; después, que a largo plazo, éstas perjudican al crecimiento y entonces el Estado debe intervenir para limitarlas y permitir al crecimiento convertirse en óptimo.

Esta intervención se hace a través de la herramienta tributaria para redistribuir las riquezas que tienden a concentrarse, como es el caso, según el autor, de las grandes fortunas.

Capital patrimonial

Con más precisión, Piketty identifica el “capital patrimonial” (es decir el patrimonio que no es inmobiliario sino financiero) de las grandes fortunas como principal herramienta de concentración del capital en la sociedad. Muestra que lo principal de los ingresos económicos de los multimillonarios no viene de sus sueldos sino de los frutos de su patrimonio invertido en capital financiero. Pues el sistema tributario clásico que solo grava los sueldos de las actividades profesionales y a veces el patrimonio inmobiliario, no alcanza estos ingresos económicos esenciales. Asimismo, en cuanto al impuesto a la sucesión, su efecto puntual sobre la herencia no es suficiente.

Entonces sin impuesto sobre el capital financiero, las riquezas se acumulan de manera permanente entre las manos de los ya muy ricos, y el capital se concentra hasta niveles problemáticos para el crecimiento de la economía. En base a este diagnostico, Piketty propone sumar al sistema tributario un impuesto sobre el capital patrimonial que, siendo mundializado, requiere un impuesto mundial.

Transparencia contra multimillonarios

Piketty precisa que tal impuesto sobre el capital tendría solo vocación a impedir la alta concentración, según él, es la fuente clave de las desigualdades, ya que tendría solo vocación a redistribuir las riquezas de una clase ‘restringida’ de aquellos que tienen cerca o más de mil millones de dólares. En cambio, no apunta a otro grupo también importante con montos de dinero de pequeños y medianos millonarios que tienen entre 10 y 100 millones de dólares.

Sobre esta base imponible restringida, los montos recaudados no serían lo suficientemente elevados para los grandes desafíos macroeconómicos que enfrenta el mundo. La propuesta de Piketty de impuesto mundial sobre las grandes fortunas no tiene vocación de financiar las políticas públicas del Estado de bienestar ya que su enfoque se limita solo a regular la alta concentración del capital, algo reconocido por el propio autor.

Ahora bien, Piketty apunta acertadamente al gravamen de esas grandes fortunas que implica solucionar un problema central de la economía financiera globalizada contemporánea: la opacidad bancaria. Piketty señala que los dirigentes políticos actuales no tienen manera de saber donde se encuentra este capital patrimonial y que se tendrá que llamar al intercambio de información bancaria entre países, y en particular con los paraísos fiscales, para conseguir el conocimiento necesario para luego gravar las grandes fortunas.

Precisa con razón que este intercambio de información, para ser eficiente, debe incluir la información sobre los beneficiarios reales y finales del patrimonio, que casi siempre se esconden detrás de estructuras de fachada como los trust y fideicomisos. Añade que tal intercambio de información ya no puede ser previa petición, sino automático: que los Estados envíen a sus pares información relevante automáticamente desde que la tengan, toda la data bancaria sobre los extranjeros que viven en sus países.

Obviamente, a este análisis se le da la bienvenida de lado de la sociedad civil mundial que trabaja desde hace más de una década sobre el tema de la opacidad bancaria que permite la evasión fiscal de las personas naturales. Y quién ha venido defendiendo por años la necesidad de pasar al intercambio automático de información incluido sobre el beneficiario real, mensaje recién entendido por foros mundiales como el G-20.

Lo que olvida Piketty

Una investigación profunda de los flujos ilícitos internacionales indica claramente que las riquezas escondidas en los paraísos fiscales, y casi no incluidas en las estadísticas oficiales, llegan a montos significativos. Según el economista James S. Henry y la Tax Justice Network, hay entre 21 y 32 billones de dólares escondidos hoy en los paraísos fiscales, es decir el equivalente al PBI de los Estados Unidos y de Japón juntos (2). Y los flujos ilícitos anuales hacia los paraísos fiscales llegaban en 2008 a 1,26 billones de dólares según el Instituto Global Financial Integrity (3).

Añade que tal intercambio de información ya no puede ser previa petición, sino automático: que los Estados envíen a sus pares información relevante automáticamente desde que la tengan, toda la data bancaria sobre los extranjeros que viven en sus países.

Eso significa que si se toman en cuenta los montos más realistas (4) de las riquezas escondidas en los paraísos fiscales, sube significativamente la desigualdad en la repartición del capital y cambian los indicadores de desigualdad. De hecho, recién Piketty acaba de reconocer que sus “estimaciones sobre la concentración de riqueza no toman suficientemente en cuenta la riqueza offshore, y estén probablemente errando por defecto” (5).

Además, estudiar con cuidado los flujos ilícitos nos enseña también que ahí no hay solamente ricos particulares, que limpian dinero sucio o esconden los frutos de la evasión fiscal. El principal componente —más de la mitad según las estimaciones de Global Financial Integrity (6)— de los flujos financieros hacia los paraísos fiscales tienen que ver con la elusión tributaria de las empresas multinacionales.

Tomando en cuenta que tal elusión tributaria se hace a través de la manipulación de los flujos comerciales intra-firmas (transacciones entre subsidiarias hermanas de la misma transnacional) que representan más de 60 por ciento del comercio internacional, y que más de la mitad del comercio mundial pasa por los paraísos fiscales, se dibuja una idea de la magnitud del fenómeno de los flujos ilícitos generados por las transnacionales en la economía mundial, y eso tiene varias consecuencias.

Opacidad financiera

La primera consecuencia: la opacidad financiera no permite solamente esconder la información sobre las grandes fortunas mundiales sino sobre todo impide tener una vista correcta de los flujos financieros del sector privado internacional que constituye la mayor parte de la economía globalizada de hoy.

Piketty destaca que la transparencia bancaria, poniendo a la luz la información sobre las grandes fortunas, hubiera permitido por ejemplo poner mayor contribución en lo dueños de activos financieros en Chipre y manejar mejor la crisis en vez de dejar el principal esfuerzo económico sobre las clases medias de ese país. Es cierto.

Ahora, con la transparencia no solo bancaria sino financiera, o sea más amplia, analizando las cuentas de todas las empresas multinacionales, las organizaciones internacionales y los ministerios de Finanzas del mundo podrían conocer hechos bastante extraños de la economía mundial. ¿Cómo es que la misma UNCTAD puede llegar a decir que en cinco pequeñas islas (7) que representan juntos el 1 por ciento del PBI mundial y el 0,27 de la humanidad, está la fuente del 71 por ciento de las inversiones en China y pesan 1,7 más que los Estados Unidos en términos de inversiones extranjeras?

¿Sabían ustedes que hace una década que la Isla Mauricio es el primer inversionista en India, y que la Isla de Jersey, en el mar frió al lado del Reino Unido, es el primer exportador de banana a Europa? ¿Será cierto que las Islas Caimán, con sus 45 mil habitantes, es el primer acogedor de hedge funds (fondos de cobertura) del mundo? ¿Y que en un edificio allá están las sedes de más de 12 mil empresas?

Por fin, ¿tiene realmente sentido económico y político que más de un billón de dólares de flujos financieros ilícitos que salieron de los países en desarrollo en 2011 representen 10 veces más que los 100 mil millones de Ayuda Oficial al Desarrollo?(8)

La  composición de los flujos ilícitos internacionales nos dicen que los desafíos de transparencia van más allá del tema de las grandes fortunas y del sector bancario. Es toda la economía financiera internacional empujada por el sector empresarial multinacional que se tiene que poner a la luz para realmente estar en la capacidad de pensar e implementar políticas de regulación.

Gravar grandes empresas

La otra consecuencia del papel mayor de las riquezas escondidas en la desigualdad —y del papel central de las empresas transnacionales en los flujos ilícitos— es tributaria. Piketty muestra que sin un impuesto sobre el capital patrimonial no se puede captar la renta real de las grandes fortunas. Pero hay una otra base imponible que los Estados son incapaces de realmente alcanzar: la de las ganancias de las empresas transnacionales que se evapora en los paraísos fiscales.

La base imponible que se evapora por la elusión tributaria de las transnacionales, al contrario de la base imponible más limitada de las más grandes fortunas, si es realmente masiva y permite consideraciones macro-económicas alrededor del financiamiento de las políticas sociales y del Estado de Bienestar.

Si más de la mitad de los enormes flujos ilícitos vienen de la manipulación de los precios intra-firma con el fin de eludir tributos, ¿cuánto pierden los Estados del mundo en recursos tributarios? La ONG internacional Christian Aid estima que los países en desarrollo pierden 160 mil de millones cada año solamente a través la manipulación de los precios de transferencia (9).

La base imponible que se evapora por la elusión tributaria de las transnacionales, al contrario de la base imponible más limitada de las más grandes fortunas, si es realmente masiva y permite consideraciones macro-económicas alrededor del financiamiento de las políticas sociales y del Estado de Bienestar.

Además es importante notar que la evasión y la elusión tributaria de las grandes empresas explica el enriquecimiento personal indebido no solo de un puñado  de “ricos extremos” sino de una clase mucho más amplia de ricos y muy ricos que se encuentran dirigiendo las mismas empresas gracias a sueldos extravagantes, en el conjunto de los trabajadores de la industria financiera hoy entregada a la “planificación tributaria”, y por fin, naturalmente a los grupos de accionistas de las transnacionales que cobran dividendos mucha más altos aún.

Transparencia contable

La opacidad que permite a las empresas transnacionales eludir sus ganancias viene de las reglas de contabilidad internacional. Tal como el impuesto sobre las grandes fortunas necesita la transparencia bancaria internacional a través del intercambio automático de información, el impuesto sobre la renta de las transnacionales necesita además de la transparencia contable a través del reporte sobre sus actividades en cada país donde opera.

En efecto, la manipulación de los precios de transferencia permite a las grandes corporaciones trasladar en su contabilidad —o sea sobre el papel— sus ganancias a sus subsidiarias radicadas en paraísos fiscales, donde se paga poco o nada en impuestos, y también concentrar los costos en las subsidiarias donde se genera realmente la riqueza y donde el Estado grava normalmente a sus contribuyentes.

De ahí resulta por la transnacional un tipo de gravamen muy bajo a nivel global, basado en un esquema contable totalmente diferente de la realidad económica pero en general ampliamente legal. La transparencia contable país por país —cuánto se gana, cuándo se paga y algunas otras informaciones estratégicas— impediría las peores manipulaciones de los precios de transferencia. Terminar con el control de los precios de transferencia y pasar a un sistema de tasación unitaria donde los Estados establecen ellos mismo la base imponible adentro del negocio global de la transnacional —otro tipo de impuesto mundial al que propone Piketty y que es dirigido a las empresas— terminaría de manera radical con la elusión tributaria.

Sería bienvenido que la dinámica intelectual generada por la investigación estrella y las propuestas tributarias del profesor francés conlleven también a la necesaria reflexión en los círculos económicos sobre el papel de los flujos ilícitos en la economía mundial, así como los caminos hacia la transparencia financiera y hacer que las multinacionales paguen su parte justa a los gobiernos.

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(1) Toda la información: fuente, data y formula, está disponible en internet

(2) Informe The Price of Offshore Revisited. (Julio 2012) de James Henry,  ex economista jefe de la consultora McKinsey y profesor del Centro para la Inversión Internacional Sostenible de la Universidad de Columbia.. Link hacia el informe :  http://www.taxjustice.net/cms/upload/pdf/Price_of_Offshore_Revisited_120722.pdf

Link hacia el articulo La Riqueza Oculta de los Millonarios Alimenta la Desigualdad.14 de mayo. BBC Mundo, por Marcelo Justo. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/05/140513_economia_riqueza_invisible_desigualdad_en.shtml

(3) Según el informe de enero 2011 del Global Financial Integrity accesible al link siguiente: http://iff-update.gfintegrity.org/

(4) Piketty hace referencia al trabajo de TJN pero utiliza sobre todo las estimaciones de Gabriel Zucman que están muy por debajo de las a las cuales llegan las metodologías del TJN

(5) Piketty Response to Financial Times data concerns. Financial Times. 23 de mayo 2014. “…my estimates on wealth concentration do not fully take into account offshore wealth, and are likely to err on the low side”. Link hacia el artículo: http://blogs.ft.com/money-supply/2014/05/23/piketty-response-to-ft-data-concerns/

(6) « La manipulación de los precios de transferencia cuenta en promedio por 57,4% de los flujos ilícitos saliendo de los países en desarrollo entre 2000 y 200 8 ». Link hacia el comunicado de prensa : http://iff-update.gfintegrity.org/

(7) Las Islas Vírgenes Británicas, Singapur, Hong Kong, Islas Caimán y Isla Mauricio

(8) Según la última encuesta de diciembre 2013 del Global Financial Integrity, 946,7 millones de millones de US dólares salieron de los países en desarrollo hacia el norte en 2011, contra  93,8 millones de millones de dólares que entraron por la ayuda oficial al desarrollo de los países donantes. Link hacía el comunicado de prensa sobre el ultimo estudio de 11 de diciembre 2013: http://www.gfintegrity.org/storage/gfip/documents/reports/IFF2013/iff_update_2013_release-final.pdf

(9) Informe de Chrstian Aid de febrero2013. Tackling Hunger with Tax Justice. Link hacia el informe: http://www.christianaid.org.uk/Images/IF-campaign-tax-justice-briefing-February-2013_tcm15-67042.pdf

 
[*] Analista en temas de tributación internacional miembro de la Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (Latindadd).

http://www.latindadd.org/economiacritica/?p=2333