Por Lauren Etter y Rebecca Townsend
La ganancia del primer trimestre fiscal de la estadounidense Monsanto Co. se más que duplicó —pese a la desaceleración en el sector agrícola y el declive económico general— a medida que agricultores se vieron obligados a comprar semillas y químicos más caros.
Su presidente ejecutivo, Hugh Grant, también advirtió sobre la posibilidad de que se desate una guerra en el negocio global de las semillas. Aún así, insistió en que su compañía no cederá en los precios con el fin de preservar sus márgenes incluso cuando sus competidores están recurriendo a agresivas estrategias promocionales para ganar mayor participación de mercado.
Eso podría ser una apuesta arriesgada ya que la competencia en el negocio de las semillas es feroz este año y los agricultores se ven amenazados por la caída de los precios del maíz y la soya, commodities que ya acumulan un declive de más de 40% desde los récords alcanzados a mediados del año pasado.
La ganancia neta de Monsanto en el primer trimestre fiscal terminado el 30 de noviembre escaló a US$556 millones frente a los US$256 millones registrados en el mismo lapso de 2007. Estos resultados superaron las expectativas de Wall Street, y complacieron a los inversionistas que han visto como la acción perdía fuerza a lo largo de los últimos meses.
La ganancia fue impulsada por las fuertes ventas en América Latina de un herbicida de glifosato. La estrategia de precios de Monsanto también contribuyó al resultado. El año pasado, la empresa elevó el precio de sus semillas de maíz en un promedio de 15% a 20% y, según sus directivos, probablemente lo elevará otro 25% este año.