¿El capital no tiene patria?

..........Juan Carlos Tafur


Por Juan Sheput

Algunos conocidos analistas políticos, como Juan Carlos Tafur, Mariella Balbi y Víctor Andrés Ponce, insisten en la hipótesis que la presencia del capital chileno en nuestro país es la principal garantía para que no haya un conflicto armado entre ambas naciones. Es una falacia, es decir, un argumento falso con apariencia de verdad. No pretendo decir que los periodistas mencionados estén mintiendo, pero sí que insisten en una hipótesis que a lo único que conduce es a un escenario de ingenuidad, en el cual nosotros los peruanos abrimos nuestras puertas al capital chileno, esperando a que ellos no utilicen jamás sus armas para proteger —Izurieta dixit— sus inversiones en el exterior.


Si los mencionados analistas leyeran a Basadre nuevamente, de repente se darían cuenta que la Guerra del Pacífico tuvo entre sus orígenes a la presencia del capital inglés en nuestro país y Bolivia y que utilizó y armó a Chile para apropiarse de los territorios salitreros, insumo importante en la época en la producción de explosivos.

Por otra parte podrían tomar nota de cómo las empresas salitreras en manos de chilenos fueron soporte logístico de las tropas chilenas en su avance hacia el Perú. Alimentarse de la propia historia es le mejor forma de ver el futuro decía Churchill.
Chile está en una enloquecida carrera armamentista, tan desproporcionada que algunos amigos chilenos me dicen que huele a corrupción. No hay pruebas en ese sentido. Lo que si es cierto es que a la mayoría de la sociedad chilena, inmersa en una fuerte crisis económica, les molesta ya este gasto en aviones, buques y tanques.

Mariella Balbi dice en su artículo que se sabe que "el capital no tiene patria, y ese es el mejor argumento para la paz". Esa aseveración ha sido rota una y mil veces y la verdad, sólo la leo en los analistas de nuestro país.

Por otra parte el historiador y político chileno Benjamín Vicuña Mackenna decía que uno de los rasgos de la mayoría de los políticos peruanos era el desconocimiento de su propia historia. Bueno, no solo ellos, también los opinólogos como vemos, algo penoso pero cierto que realmente debemos superar.
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