Camila Cardoso
Montevideo (Mesa Américas), 12 may (Sputnik).- La pandemia de COVID-19 demostró que el sistema actual de patentes en la industria farmacéutica fracasó y profundiza la desigualdad. Mientras algunos pocos países concentran el 80 por ciento de las vacunas contra la enfermedad respiratoria, otros recién accederán a sus primeras dosis en 2023.
Ante esta situación, existe un reclamo casi universal para liberar los derechos de propiedad intelectual para vacunas, tratamientos y otras tecnologías médicas para combatir el COVID-19, al menos temporalmente.
El reclamo no es nuevo, pero la actual pandemia dejó en evidencia que se necesitan cambios en el sistema de patentes.
"Prácticamente en todas las pandemias tenemos este tema del monopolio sobre las tecnologías esenciales que crea dificultades no solo para las organizaciones humanitarias sino también para los gobiernos para ampliar el acceso a los tratamientos e inmunización", dijo a Sputnik Felipe Carvalho, coordinador de la Campaña de Acceso a Medicamentos de Médicos Sin Fronteras (MSF).
MERCADERES DE LA SALUD
A nivel mundial las patentes se globalizaron desde 1994, cuando se firmó el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic) en el marco de la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que estableció dar exclusividad a las empresas de productos farmacéuticos por un mínimo de 20 años.
Así el titular de la patente es el único que puede producir, vender y comercializar el medicamento.
Eso ha impedido a millones de personas en el mundo acceder a tratamientos contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), la tuberculosis, la hepatitis, añadió Carvalho.
"La única manera efectiva de lograr que toda la población acceda a los tratamientos que necesita, no solo a los de COVID-19, porque todos los años se mueren millones de personas en el mundo por no acceder a tratamientos médicos o medicamentos (…) es cambiar el sistema de patentes y poder terminar con eso", añadió a esta agencia Jose Maria Di Bello, presidente de la Fundación GEP, organización que trabaja por el acceso a medicamento y el derecho a la salud en Argentina.
El reclamo de las organizaciones que luchan por el acceso a los medicamentos es que sean bienes públicos globales y no mercancías.
"Los medicamentos no deben estar bajo la órbita de la OMC, deben estar bajo la órbita de la Organización Mundial de la Salud (OMS)", enfatizó Di Bello al señalar que la OMS prácticamente no tiene mandato sobre estos temas.
DESDE EEUU HASTA EL PAPA
El reclamo por la liberación de las patentes ha ido sumando adeptos en los últimos meses y la semana pasada el Gobierno de Joe Biden anunció su apoyo a la suspensión de las protecciones de la propiedad intelectual de las vacunas contra el COVID-19, a pesar de que "cree firmemente" en ellas, debido a la situación extraordinaria que ha planteado la pandemia del coronavirus.
Al pronunciamiento de Estados Unidos le siguieron los de otros países tradicionalmente contrarios a la liberación de patentes, como Australia, Nueva Zelanda e Irlanda, o Brasil, que si bien no dejó claro cuál es su posición, expresó su apoyo a negociar sobre el tema.
El papa Francisco también se manifestó a favor de liberar las patentes para atender la pandemia.
Tanto Carvalho como Di Bello recordaron que la iniciativa para la suspensión de los Adpic para tecnología y vacunas para COVID-19 fue presentada en octubre del año pasado por Sudáfrica e India y expresaron su preocupación por que el anuncio de Estados Unidos limite la propuesta original.
Lo que comunica Estados Unidos solo hace mención a las patentes y las vacunas y no a todas las tecnologías médicas relacionadas al COVID-19 mientras dure la pandemia, explicaron.
De todas formas, evaluaron como algo positivo el cambio de postura de Washington y consideraron que "es un reconocimiento a que las patentes de propiedad intelectual son barreras, que son parte del problema, algo que antes negaban, eso ya es un gran avance".
Para Di Bello, lo bueno del movimiento actual en a favor de la liberación de las patentes es que se empieza a significar "que este sistema fracasó, que no sirve" y que es necesario cambiarlo.
ESPECULACIÓN Y RENTABILIDAD
Sobre el monopolio de las grandes farmacéuticas en la pandemia actual, Carvalho lamentó que sigan intentando controlar solas el mercado cuando está demostrado que no pueden hacerlo, ya que ni siquiera han podido cumplir con las dosis prometidas a los países europeos.
Ambos destacaron el hecho de que las farmacéuticas lucran con las patentes y no quieren compartir su tecnología, pese a que la mayoría de las invenciones han sido producto de inversión pública.
Di Bello aseguró además que se ha demostrado en varias oportunidades que cuando hay competitividad los precios son más accesibles, y que la industria farmacéutica especula con la exclusividad para tener rentabilidad.
"No nos olvidemos que las farmacéuticas transnacionales cotizan en bolsa y sus socios y accionistas mayoritarios son los grandes fondos de inversión, Blackrock tiene la mayor cantidad de acciones de Pfizer por ejemplo", recordó, y dijo que detrás de ese interés no está la salud, la cura ni la vida, sino la rentabilidad.
Con la suspensión de las patentes, los Estados quedan autorizados a hacer esfuerzos e inversiones para desarrollar nuevas vacunas sin tener un litigio con las grandes farmacéuticas, además de aumentar la producción de los medicamentos que ya existen.
También abriría más opciones de importación para los países que no tienen capacidad de producir.
Si hay más en productores en el mundo que hacen el mismo producto los países tienen más posibilidades de compra, "entonces si Pfizer está imponiendo precios muy altos o condiciones muy duras pueden buscar opciones", explicó Carvalho.
NADIE SE SALVA SOLO
Finalmente, ambos destacaron que en el caso de la pandemia del COVID-19 ha quedado demostrado que "nadie se salva solo".
En ese sentido, Di Bello recordó que hay países como Estados Unidos que tienen encargadas muchas más vacunas que las necesarias para su población, mientras que algunos todavía no han recibido ninguna, pero consideró que eso no es una garantía para el país norteamericano.
La inequidad en el acceso a vacunas pone a todos en riesgo, destacaron, dado que crea más espacio para que surjan nuevas variantes, y quizás algunas resistentes a las inmunizaciones actuales, por lo que es un tema de preocupación general.
"No es posible uno estar protegido si todos no están protegidos (…) es importante entender que es una crisis global y necesita una respuesta global", concluyó el representante de MSF.
Cuando el mercado se enfrenta a la vida, llega el momento de preguntarse qué es más importante, si dejar las patentes en manos de unos pocos o salvar a la humanidad. Patentar o sobrevivir, esa es la cuestión. (Sputnik)