Nora Olivé
 
Con unas zapatillas diseñadas en Barcelona, fabricadas en talleres locales entre España y Portugal y veganas, los vendedores ambulantes del colectivo Top Manta buscan desafiar a las grandes marcas de moda.
 
 

zapatilla top manta espana

 

 
"Si nosotros, con los pequeños medios que tenemos, podemos producir en fábricas de aquí con personas que no están explotadas y mantienen sus derechos; creo que las grandes marcas que están ganando millones, si tienen la voluntad, también pueden hacerlo", explica en entrevista con Sputnik el portavoz del sindicato de manteros de Barcelona, Lamine Sarr.
 
Aquí y bien es lo que reclaman desde la manteros de Barcelona, que en 2015 se agruparon sindicalmente con el objetivo de luchar por los derechos de los migrantes que venden productos en las calles de la ciudad.
 
Acusados de hacer competencia desleal a los gigantes de la moda mediante la oferta de productos falsificados, en 2018 decidieron crear la marca Top Manta, a través de la cual ahora presentan su propia colección de calzado.
 
ALTERNATIVA ÉTICA DE CALZADO
 
"It's not about just doing it, it's about doing it right" (No se trata solo de hacerlo, sino hacerlo bien) es el lema elegido -parafraseando la conocida consigna de Nike- para promocionar las zapatillas Ante Dem ("un caminar conjunto" en wolof, lengua senegalesa).
 
Fruto de dos años de trabajo, todos los ejemplares fueron fabricados siguiendo la tradición artesanal, en pequeños talleres familiares de Alicante (Andalucía) y Portugal, con materiales veganos y de calidad.
 
Cada uno de los 400 pares producidos inicialmente cuestan 115 euros y sus beneficios se destinarán a mejorar las condiciones de vida de los manteros y sus familias.
 
Top Manta optó por un modelo responsable con la sociedad y el medio ambiente frente al método de producción empleado por las grandes marcas deportivas, aunque Sarr precisa que "no se trata de ir contra Nike ni ninguna marca en concreto, sino contra el sistema".
 
"Hay muchas marcas de ropa que no fabrican sus productos en Europa, sino en lo que llaman países del tercer mundo, donde gobiernos corruptos dan facilidades para explotar a la gente", añade el portavoz de los manteros.
 
La marca Top Manta nació no solo para demostrar que se puede crear ropa con conciencia y criterios éticos, sino también para ofrecer un empleo digno a las decenas de vendedores que trabajan ilegalmente en Barcelona.
 
Hasta la fecha, el sindicato consiguió regularizar la situación de 124 personas migrantes, 25 de las cuales trabajan en la producción de la marca, que a su vez destina las ganancias obtenidas a ayudar al colectivo.
 
"Nuestro objetivo desde que fundamos el sindicato es tener dos líneas de lucha, la sindical y la creativa. La sindical nos permite hacer un activismo contundente y presionar a las instituciones; la creativa es hacer esta marca para crear puestos de trabajo y sacar a las personas que están en la calle", explica Sarr.
 
MODA CONTRA EL RACISMO
 
A través de iniciativas como esta, Top Manta busca combatir la explotación de los trabajadores vulnerables y el racismo institucional que aparta a colectivos como el de manteros.
 
La pandemia del covid-19 afectó especialmente a aquellos, como los vendedores ambulantes de Barcelona, que no cuentan con una situación legal en España y se enfrentan a innumerables trabas para obtener la documentación y residencia.
 
Según Sarr, el coronavirus evidenció que colectivos en situación irregular como los manteros "no son seres humanos ni parte de la sociedad" a ojos de las Administraciones, ya que las ayudas sociales anunciadas nunca llegaron.
 
Durante el confinamiento, el sindicato impulsó un banco de alimentos para proporcionar comida a 400 familias vulnerables de Barcelona, y a través de Top Manta se dedicó a elaborar material de protección para los sanitarios.
 
"No se puede permitir en este siglo, cuando están los gobiernos hablando y haciendo seminarios sobre los derechos humanos, que estos no incluyan a personas que vienen de países de África u otros lugares", asevera Sarr.
 
Las nuevas zapatillas suponen un paso más en la voluntad de mejorar las vidas de los migrantes que llegaron dejando atrás a sus familias para ganarse la vida de manera precaria en las calles de Barcelona.
 
"Nuestro objetivo no ha cambiado, lo que queremos es sacar a los manteros de la calle y combatir el racismo, es para lo que estamos luchando desde que empezamos". No era nuestro sueño venir aquí y quedarnos en la calle, sino que vinimos porque teníamos esperanza de encontrar un mundo mejor", concluye su portavoz.
 
 
Con información de Sputnik