Joan Royo Gual y Paula Carrillo
 
Mientras los cafeteros brasileños lamentan las pérdidas de producción causadas por las últimas heladas y sequías, sus pares de Colombia, en cambio, celebran el histórico repunte internacional de precios.
 
 

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A finales de julio se dio "el mayor precio publicado por la Federación de Cafeteros en su historia, con una carga de café (de 125 kilos) pagada al productor en 1'645.000 pesos (420 dólares, aproximadamente)", dijo a la prensa la semana pasada Roberto Vélez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC).
 
La razón es que, por las heladas de este año, y las sequías en Brasil el año pasado, el primer productor mundial tendrá "casi 20 millones de sacos menos que el año anterior", lo que generaría un déficit mundial.
 
El nerviosismo de los inversionistas, insistió Vélez, ha estimulado la "compra de futuros de café". Si a esto se le suma la tasa de cambio del dólar respecto al devaluado peso colombiano, que en el último mes se ha situado por encima de los 3.800 pesos colombianos, genera un cóctel perfecto para las exportaciones provenientes de Colombia.
 
Para Francisco Gutiérrez, caficultor del departamento del Quindío, en plena zona cafetera, esta mejoría en las ganancias representa una oportunidad para invertir en el mantenimiento de las fincas cafeteras.
 
"Se están haciendo las renovaciones a tiempo, los lotes que se han envejecido,… arreglos en el sitio donde se procesa el café, así como organización de equipos", afirmó en entrevista con Sputnik este productor, quioen cuenta con 18 hectáreas sembradas con variedades resistentes a la roya.
 
Pese a los beneficios de este mal momento de Brasil, Gutiérrez reconoce, sin embargo, que no los pudieron aprovechar al máximo, debido al fin de la recolección.
 
"En la zona alta, la cosecha ya pasó. O sea, estos buenos precios de coyuntura por las heladas nos cogieron sin café", se lamentó el cultivador, cuya finca se encuentra entre los 1950 y los 2650 metros de altitud.
 
No obstante, los cafeteros confían en que esta mini-bonanza se sostenga en el tiempo. O por lo menos hasta octubre, fecha de la próxima cosecha. Sin embargo, reconocen que hay incertidumbre, porque los buenos precios internacionales están estrechamente ligados a la situación de su vecino sudamericano.
 
"Dependemos de Brasil. Esta semana están tasando los daños, y vendremos a darnos cuenta de qué será lo que pasará", agregó Gutiérrez.
 
Según la FNC, Colombia exportó 986.000 sacos de 60 kilos de café verde en junio de este año, lo que representó una disminución de 11% respecto al mismo mes de 2020. Por otro lado, en lo que va del año, el país ha exportado 5.839.000 sacos de 60 kilos, un aumento del 2% frente al mismo período del año anterior.
 
El precio que el consumidor final paga por el café en supermercados o cafeterías subirá hasta un 30 por ciento en las próximas semanas debido, en parte, a las heladas que arrasaron miles de hectáreas de este cultivo la semana pasada en Brasil, según cálculos de la Asociación Brasileña de la Industria del Café (ABIC).
 
En una entrevista con Sputnik, el director de la ABIC, Celírio Inácio da Silva, explicó que "de inmediato, habrá un aumento próximo al 30 por ciento", porque la materia prima está ahora "más disputada" por las heladas, aunque subrayó que ese no es el único factor que explica el alza de los precios.
 
Inácio destacó que en los últimos años el consumo interno de café creció bastante y hubo récords de producción y exportación; los precios del café arábica crudo (el mayoritario) aumentaron un 82 por ciento entre diciembre de 2020 y julio de este año y el año anterior el aumentó llegó a ser del 148 por ciento.
 
"En la pandemia la industria del café no paró, la producción iba muy bien y el consumo interno creció, pero no era el momento de hablar de aumento (de precios), se acumularon aumentos que iban a pasar y que al final no ocurrieron", explica Inácio, quien cree que ahora ya no hay manera de frenar ese impacto. Los precios subirán sí o sí.
 
El remate final fueron las heladas de la semana pasada, que destruyeron importantes plantaciones en los estados de São Paulo y Minas Gerais (sureste), los principales productores de un país que por sí solo responde por el 40 por ciento de la producción mundial de café.
 
Aún no hay una estimación oficial de los daños, porque falta tiempo para determinar hasta qué punto los cafetales resultaron damnificado: "El café tiene una peculiaridad, a veces a pesar de la helada no pierdes toda la cosecha; si la helada empieza a medianoche seguramente es una pérdida total, pero si llega a las seis de la mañana no lo quema todo", comenta Inácio.
 
A falta de un informe final, y mientras el Gobierno también trabaja con los productores para ofrecer una línea de ayudas, de momento la ABIC estima que se perdió un siete por ciento de la producción prevista, lo que implica despedirse de la "supercosecha" que se esperaba para el año que viene.
 
La situación no es peor gracias a que las heladas llegaron al final de la temporada: el café robusta llevaba cuatro meses recolectándose, y el 70 por ciento de la cosecha del café arábica de este año ya estaba en los sacos, factor que contribuye a tranquilizar de alguna forma las grandes oscilaciones del mercado. 
 
 
Con información de Sputnik