Alexander Dunáev
 
Italia ha recibido 24.900 millones de euros de la UE, la primera transferencia de fondos europeos que deben dar un fuerte impulso a la economía italiana, estancada desde hace dos décadas y devastada por la pandemia.
 
 

fontana di Trevi

 

 
VEINTE AÑOS DE ESTANCAMIENTO
 
En 2020 la pandemia del coronavirus redujo el PIB italiano en el 8,9 por ciento. El Gobierno espera que la economía se recupere de este bajón sin precedentes para finales de 2022, pero para asegurar un crecimiento estable el país debe resolver problemas que surgieron mucho antes.
 
La economía italiana está estancada desde 2000: en los primeros dos decenios de este siglo la tasa media de crecimiento fue del 0,2 por ciento al año, mientras la riqueza per cápita en 2019 era inferior al nivel de 2000.
 
¿Por qué? Para Italia fue un duro golpe la crisis mundial que empezó en 2008, pero el país también tiene problemas económicos crónicos, como la baja productividad, un sistema fiscal demasiado oneroso y una burocracia excesiva, para no hablar de la deuda pública exorbitante.
 
Particularmente dramática es la situación en la industria, el motor de la economía nacional, que se redujo en un 16 por ciento desde principios del siglo, la peor caída entre las mayores economías europeas. En Italia se contrajeron casi todos los sectores industriales, desde la fabricación de muebles a la electrónica; los únicos dos que crecieron fueron la producción de alimentos y bebidas y la industria farmacéutica.
 
Resultado: entre 2000 y 2018 el PIB italiano aumentó en el 4 por ciento, mientras Francia creció en el 25,2 por ciento, Alemania en el 26,5 y España en el 34,7.
 
UNA OPORTUNIDAD PARA RELANZAR LA ECONOMÍA
 
Por lo tanto, el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR), preparado por el Gobierno de Mario Draghi para acceder a los fondos europeos, plantea objetivos más ambiciosos que una simple recuperación tras la crisis pandémica. Para las autoridades italianas se trata de una oportunidad única de revitalizar la economía y asegurar un crecimiento estable y duradero.
 
Los 24.900 millones de euros que acaban de entrar en las cuentas del Ministerio de Economía son la primera parte de un total de 191.500 millones que Italia recibirá en los próximos cinco años del Fondo para la Recuperación de la economía europea, en forma de subsidios y empréstitos.
 
Las transferencias sucesivas se harán cada seis meses y estarán vinculadas al cumplimiento del PNRR. Antes de finales de año el Ministerio de Economía deberá distribuir 15.000 millones de euros: si no cumple con el objetivo, la UE retrasará la próxima transferencia.
 
Entre los primeros proyectos que recibirán la financiación europea figuran el plan de la transición 4.0 de las empresas, que debe dar un impulso al desarrollo industrial del país, y las inversiones en infraestructuras, como la construcción de nuevas líneas de trenes de alta velocidad y la renovación de la red ferroviaria existente.
 
Una dirección importante es la digitalización y, en particular, el reforzamiento de la ciberseguridad, que deja mucho que desear, como demostró el reciente hackeo del sistema virtual de la región de Lacio, que puso en peligro los datos personales de millones de ciudadanos.
 
Una parte de los recursos se destinará a la modernización tecnológica de los hospitales: un objetivo particularmente importante en condiciones de la pandemia del covid-19, que aún no ha terminado y que ha puesto de manifiesto las fallas de las reformas y los recortes que el sistema de sanidad pública sufrió en los últimos diez años.
 
MENOS DE DOS AÑOS PARA REVERTIR LAS TENDENCIAS NEGATIVAS
 
Estos serán los primeros pasos, a los que seguirán otros, como las reformas de la administración del Estado y del sistema judiciario, de la educación pública y de las licitaciones, entre otras.
 
De momento, la estabilidad política creada por el Gobierno de Draghi, que cuenta con el apoyo de los principales partidos, crea condiciones propicias para la realización del PNRR, que puede revertir las tendencias negativas de los últimos 20 años.
 
Sin embargo, con las próximas elecciones generales, que se celebrarán en primavera de 2023, es alto el riesgo de que el país vuelva a entrar en una enésima crisis política que comprometerá las reformas previstas por el PNRR. Es decir que el Gobierno actual tiene menos de dos años para tratar de resolver los problemas con los que Italia se enfrenta desde hace dos décadas. 
 
 
Con información de Sputnik