Las industrias oceánicas necesitan capitales para promover oportunidades sostenibles
 
El mercado de bonos puede desempeñar un rol significativo en el avance de las inversiones para alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), considerando que los inversionistas continúan mostrando apetito por los bonos temáticos como, por ejemplo, los instrumentos de deuda verdes, señala el documento “Acelerando la emisión de bonos azules en América Latina y el Caribe”.
 
 

nivel del mar

 

 
En ese contexto, los bonos azules están emergiendo como un instrumento financiero innovador para movilizar capital, que coadyuve a resolver los desafíos sociales y ambientales, cree oportunidades de negocios sostenibles relacionadas con los océanos y el agua, y se convierta en una señal de gestión responsable de los océanos en línea con los ODS y el Acuerdo de París, señala informe publicado en el diario El Peruano.  
 
Los papeles de deuda azul, al igual que los bonos estándar, proporcionan capital a los emisores, quienes acuerdan repagar la deuda con intereses en el tiempo fijado en la emisión; pero los emisores de bonos azules se comprometen a utilizar todos o la mayor parte de los fondos para financiar o refinanciar proyectos azules (asociados con los océanos o el agua), explica el documento. 
 
Por la existencia de varios Estados costeros e isleños en la región, la expansión de la economía azul representa una oportunidad especial para respaldar el desarrollo sostenible, menciona el documento antes citado del BID Invest y del Pacto Global de las Naciones Unidas. 
 
América Latina y el Caribe (ALC), además, enfrenta una urgente necesidad de financiamiento e inversión en infraestructura y desarrollo sectorial sostenibles, lo que se ha visto exacerbado por la pandemia del COVID-19, destaca. 
 
  
Oportunidades de emisión 
 
Así, existen dos categorías clave de bonos azules relevantes para el BID Invest: los proyectos que operan directamente en el océano, los mares y el agua dulce o cerca a los mismos, como los puertos, el transporte marítimo, el turismo, la pesca, la acuicultura, la energía marina y la gestión del agua, precisa. 
 
Y también, los proyectos que tienen un impacto directo en el océano, los mares y el agua dulce, tales como los bienes de consumo envasados, la agricultura, los textiles, el agua y el saneamiento, y la infraestructura. 
 
“Se debe considerar el impacto ambiental, social y gobernanza de los proyectos que caen bajo cada una de las categorías antes citadas, y los potenciales emisores de bonos azules deben demostrar un compromiso que vaya más allá del uso específico de fondos para promover los ODS”, añade el estudio. 
 
En tanto, las emisiones de los bonos pueden provenir de emisores que están en distintas etapas en su recorrido a la sostenibilidad; siempre que establezcan una meta ambiciosa, sólida, transparente y verificable, indica. 
 
 
Rentabilidad 
 
De otro lado, las inversiones en una economía oceánica sostenible no solo son buenas para el océano, sino que también representan una excelente propuesta de valor. 
 
“Invertir hoy 2.8 billones de dólares en producción de energía eólica marina, producción sostenible de alimentos del océano, descarbonización del transporte marítimo internacional y conservación y restauración de manglares rendiría un beneficio neto de 15.5 billones de dólares para el 2050”, menciona. 
 
Una de las razones del reducido nivel de financiamiento para los proyectos oceánicos es que los inversionistas perciben una falta de oportunidades de inversión, especialmente con instrumentos financieros y estructuras de capital que pueden atraer grandes inversionistas institucionales, destaca.  
 
Al mismo tiempo, las industrias oceánicas necesitan más capital para promover oportunidades comerciales sostenibles, puntualiza. 
 
 
Medidas de impulso 
 
El crecimiento del mercado requerirá el reconocimiento de los bonos azules, el desarrollo de referencias para el tamaño, las condiciones y los términos de las emisiones, el desarrollo de la cartera azul, la participación del gobierno y las grandes corporaciones; así como la elaboración de reportes sólidos, señala.  
 
En ese contexto, la creación de oportunidades de inversión azul, incrementando el reconocimiento del rol vital del océano en el desarrollo sostenible ayudará a que los bonos azules evolucionen de manera similar al avance de los instrumentos de deuda verde, refiere. 
 
La colaboración con los gobiernos y bancos multilaterales de desarrollo también contribuirán a que los papeles azules tengan un desempeño parecido a los bonos verdes, considera. 
 
Así, las asociaciones público-privadas serán de particular relevancia, teniendo en cuenta el tamaño mediano de muchas empresas en ALC, señala. “Establecer un fondo o vehículo que respalde numerosas transacciones de menor volumen y, también, pueda cubrir parte o todos los costos relacionados de las transacciones”, menciona. 
 
Las emisiones gubernamentales, junto con emisiones corporativas de referencia, serán importantes para el desarrollo del sector y una rápida preparación del terreno para el ingreso de actores más pequeños, indica.  
 
Además, la priorización de los bancos multilaterales de desarrollo, tales como el Banco Mundial y BID Invest, puede generar confianza apoyando a los emisores a lo largo de un espectro de sectores y tamaños más amplio, lo que incrementará el acceso, considera.  
 
La contribución a la evolución de estándares para un reporte sólido conducente al desarrollo de un mercado transparente y creíble también favorecerá que los papeles de deuda azules tengan un comportamiento similar al de los bonos verdes, añade.  
 
Entonces, a medida que maduren los mercados de bonos temáticos y se desarrollen formas de identificar y medir oportunidades relacionadas con el agua y el océano, los bonos azules pueden convertirse en una herramienta sólida para financiar oportunidades de negocios sostenibles en ALC. 
 
Los bonos azules, además, pueden alentar un cambio en la región, de pequeñas economías terrestres a grandes y sólidas economías oceánicas, puntualiza. 
 
 
Deuda temática 
 
Los bonos sostenibles son instrumentos de deuda que se usan para financiar actividades, proyectos o activos sostenibles predefinidos, teniendo la mayoría de estos bonos emitidos un marco de “uso de fondos” determinado.  
 
“Los marcos existentes incluyen bonos verdes, sociales, sostenibles y vinculados a la sostenibilidad”, precisa.  
 
El mercado de bonos verdes ha crecido con rapidez, y ha alcanzado una emisión total de más de 1 billón de dólares desde el 2010 y, recientemente, se ha producido una transición de un mayor número de papeles de deuda verde a una combinación más amplia de bonos sociales, verdes y de sostenibilidad, menciona. 
 
Aunque la pandemia originó una ligera desaceleración en el mercado de bonos verdes a comienzos del 2020, esta se ha visto compensada por el incremento en las emisiones de bonos sociales para mitigar el impacto del covid-19 (con temas de apoyo a la pequeña y mediana empresa), que se ha octuplicado desde el 2019. 
 
Como muchos grupos de interés clave tienen la mirada puesta en una recuperación resiliente, se ha generado en el mercado un gran apetito por la emisión de bonos sostenibles. 
 
A medida que el mercado de bonos temáticos ha alcanzado un rápido desarrollo, los inversionistas y emisores han ideado nuevos instrumentos para impulsar capital hacia proyectos y empresas que se alinean con los ODS y/o las metas del Acuerdo de París, destaca.  
 
El desarrollo reciente de los bonos relacionados a la sostenibilidad demuestra la existencia de una oportunidad para innovar en el mercado, el cual sigue requiriendo ciertos estándares en todos los papeles de deuda temáticos, señala el estudio. 
 
 
Dato 
 
Desde el 2017, el BID Invest ha estructurado y/o adquirido un total de 20 emisiones de bonos temáticos en América Latina y el Caribe (ALC), incluyendo seis bonos verdes, ocho bonos sociales y seis bonos sostenibles valorados en 1.3 billones de dólares, incluyendo la movilización de 500 millones de dólares en capital privado. 
 
 
 
Andina