A pesar del rechazo que ha causado en el mundo académico y cultural, el proyecto de un nuevo terminal aéreo en el Valle Sagrado de los Incas sigue en pie. Expertos hablan de un crimen contra el patrimonio del Perú.

Bajo la consigna de "Salvemos Chinchero”*, un movimiento ciudadano busca detener el proyecto de aeropuerto en este pueblo del Valle Sagrado de los Incas. La petición online** al gobierno de Martín Vizcarra ya suma más de 73 mil firmas y es respaldada por historiadores, arqueólogos, antropólogos, artistas, profesores, operadores de turismo, residentes de la zona y también investigadores extranjeros.

Pero las excavaciones y el movimiento de tierra continúan en el terreno ubicado a unos 30 kilómetros del Cusco y otros 30 de Machu Picchu. Expertos consultados por DW alertan sobre la amenaza para uno de los conjuntos patrimoniales más importante del mundo.

"No nos oponemos en general a un proyecto de nuevo aeropuerto para el Cusco, pero sí a la ubicación en el pueblo de Chinchero, en el llamado Valle Sagrado de los Incas, uno de los paisajes culturales más importantes de la región”, dice la impulsora de la petición, la historiadora del arte Natalia Majluf.

La investigadora peruana, exdirectora del Museo de Arte de Lima, acaba de concluir una estancia de un año a cargo de la prestigiosa cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge. En su opinión, el proyecto debe ser reevaluado, considerando aspectos culturales y técnicos que no fueron tomados en cuenta. Expertos en aviación y pilotos ya han advertido de deficiencias técnicas que podrían hacer inviables las operaciones del terminal, ubicado a 3700 metros de altura.

"El proyecto de aeropuerto ha generado temor y preocupación por la destrucción ecológica y el turismo de masa que conllevaría, pero ante todo por el valor patrimonial y arqueológico de la zona de Chinchero”, afirma la historiadora alemana Stefanie Gänger, profesora de la Universidad de Heidelberg.

"El hecho de que no se vean edificios o monumentos incas, no quita que se destruya un conjunto cultural importantísimo. El paisaje es parte de Chinchero y el terminal tendría un efecto desastroso en lo que debiera ser un entorno protegido. No sabemos si hay alguna construcción de valor; esa zona no ha sido científicamente explorada”, subraya Natalia Majluf.

Stefanie Gänger explica que "en el Valle Sagrado de los Incas hay varios sitios arqueológicos -partes del paisaje incaico como andenes, canales y líneas rituales-, muchos de ellos inexplorados. Es un paisaje cultural importante. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2006, en parte porque fue una de las primeras áreas conquistadas por los incas en el siglo XIII cuando comenzaron a expandir su imperio desde el Cusco. Al destruir este lugar, se haría un daño enorme e irreparable”.

"Se pone en peligro el valor histórico-cultural y paisajístico del Valle Sagrado, es decir, el entorno arqueológico que rodea a Machu Picchu, y se contamina el ambiente con el uso de maquinaria y demás materiales”, lamenta Danitza Márquez, historiadora peruana y magíster en Antropología de las Américas por la Universidad de Bonn, donde realiza actualmente su doctorado en Etnología.

"La riqueza paisajística de este lugar debería ser valorada y cuidada tanto como Machu Picchu mismo. En el área se hallan construcciones prehispánicas de gran valor, asociadas incluso a caminos incas. El destino debería cuidarse y disfrutarse tanto como la travesía misma”, agrega Márquez.

Se teme que la obra tenga efectos también a nivel de recursos de agua, desarrollo urbano y ruido. "Se proyectan 150 vuelos al día, que no sólo van a sobrevolar Chinchero. Van a pasar a 600 metros de altura sobre muchos de los principales lugares de interés histórico y arqueológicos del Valle Sagrado de los Incas, como Maras, Moray y Ollantaytambo”, advierte Majluf

Avalancha de turistas v/s turismo sostenible

La idea de construir un terminal aéreo en Chinchero, de mayor flujo y mejor acceso a las zonas turísticas que el aeropuerto Alejandro Velasco Astete del Cusco -que recibe anualmente 3,6 millones de pasajeros-, fue lanzada por el gobierno de Alan García en 2010.

El presidente Vizcarra lo ha impulsado como un proyecto estrella y en su mensaje a la nación en el aniversario patrio, el pasado domingo 28 de julio, aseguró que "se respetará el legado arqueológico, natural, histórico y cultural del Cusco, así como las fuentes de agua de la que dispone".

El mandatario confirmó que la construcción se iniciará el próximo año. Un consorcio y una oficina gubernamental de gestión de proyectos de Corea del Sur participarán en la supervisión técnica y manejo de las operaciones de construcción. El gobierno lo promueve como un aeropuerto verde y hay residentes que esperan que la construcción atraiga nuevas inversiones y genere mayores empleos.

El terminal permitirá la llegada de seis a ocho millones de visitantes al año y, con ello, se intensificará la presión sobre Machu Picchu. Sólo en 2017 la ciudadela recibió más de un millón y medio de turistas, casi el doble del límite recomendado por la UNESCO.

Para movilizar y recibir esa cantidad de turistas se necesitarán nuevas infraestructuras, carreteras, hospedajes y centros de servicios, algo que ya en las últimas décadas se ha manifestado con urbanización y crecimiento desordenados y descontrolados. Ahora se observa además un movimiento especulativo con la compra de terrenos cercanos, advierte Majluf.

"Vemos con horror que se perpetra lo que consideramos un crimen. Hay una falta enorme de visión, de no entender que se está dañando el propio destino turístico y no hay forma de que la industria turística sea sostenible si lo destruyen”, dice la historiadora.

Atendiendo recomendaciones de la UNESCO y ante el riesgo de que las ruinas fueran declaradas patrimonio en peligro, el gobierno fijó el año pasado un límite de visitantes y estableció turnos, con lo que difícilmente podría absorber un mayor flujo de visitantes.

"El desarrollo de la industria turística debe permitir la proyección en el tiempo y, sobre todo, conservar y proteger lo más valioso que tiene este país, que es su pasado y su legado”, dice Majluf. Ello pasa también por diversificar y crear nuevos destinos en un país con gran potencial y atractivos tan espectaculares como Machu Picchu, Choquequirao o Kuélap, que podrían explotarse de manera sostenible, generando mayores recursos para el país.

Mientras tanto, organizaciones civiles estudian acciones legales para frenar el proyecto, al tiempo que proponen soluciones alternativas como ampliar el actual terminal del Cusco o construir en la Pampa de Anta.

DW, 03.08.2019

Artículos relacionados

Periodista inglés: "Chinchero sería el aeropuerto más peligroso y asesino de los Andes"
Alberto Thorndike advierte a nuevo contralor sobre Chinchero