Herbert Mujica Rojas
Con transida emoción es pertinente recordar a los 1600 efectivos peruanos que el 7 de junio de 1880 y al mando de Francisco Bolognesi, lucharon contra 5000 soldados chilenos que a la postre y luego de una carnicería se hicieron del Morro de Arica.
Esta guerra del salitre, impropiamente llamada “del Pacífico”, 1879-1883 constituyó una cicatriz honda muy honda en la memoria colectiva nacional. Incluyó la barbarie desatada por el invasor y la sumisión de quienes lograron, vía múltiples caminos, no siempre honorables, su “paz” particular y egoísta.
Es importante recordar que la gallarda respuesta del coronel Bolognesi al encargado militar chileno de plantear la rendición del Morro, fue valiente y en defensa del honor patrio: hasta quemar el último cartucho. Pese a la diferencia abrumadora de número en la tropa, armas y capacidad logística, a Bolognesi y sus oficiales, importó la tierra y la devoción cívica insobornables.
Ese conjunto de hombres en Arica demostró un coraje superior a la muerte que acaeció sobre casi los 1600 connacionales sacrificados. Hizo de una tarea de por sí imposible, elan insuperable y medalla simbólica en el campo de batalla.
¡Cuánta falta hacen ahora hombres con esas características sobrios y altivos ante la horrorosa desigualdad tanto de armamento cuanto que número de combatientes! Para algún analista frío acaso se debió haber aceptado el ultimátum chileno. La historia registró en su memoria que estos 1600 hombres lucieron coraje y se inmolaron por sus convicciones.
Hoy cuando la historia, madre y maestra, está venida a menos y se inventan cuentos y “glorias” en seres intrascendentes, bien convendría que se resaltase el ejemplo de estos hombres que murieron por la Patria. Más allá de piruetas y contorsiones pseudo intelectuales está la firma heroica de estos valientes.
Quemar el último cartucho debe representar acicate y espoleo de voluntades que no hesitan en pelear hasta el final dando ejemplo trascendente y limpio.
¿Será difícil apelar a la inteligencia contemporánea para reivindicar grandes momentos combativos de nuestra historia? Persistir en su olvido o desatención es una genuina torpeza que sólo pueden permitir los que no sienten al Perú, su horizonte, pasado y mejor y obligatorio futuro.
¡Honor y Gloria a los héroes de Arica, 7 de junio de 1880!
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